EN NOVIEMBRE

Sarkozy anuncia la primera cumbre social en el marco del G-20

El presidente francés defiende la implantación una tasa sobre las transacciones financieras

ELIANNE ROS / París

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Nicolas Sarkozy ha lanzado esta mañana su presidencia del G-20, que compatibilizará con la del G-8. En su tercera rueda de prensa convocada en el Eliseo desde el inicio de su mandato, en mayo del 2007, el presidente francés anunció la celebración de la primera cumbre social del directorio formado por los países desarrollados y los emergentes, que tendrá lugar al final del encuentro de Cannes, previsto para finales de noviembre. El objetivo es alcanzar un acuerdo sobre "las bases de una protección social universal". Precisó que no se trataba de establecer un modelo único, sino de ponerse de acuerdo sobre unos principios básicos.

La agenda del presidente del G-20 incluye también la convocatoria de una cumbre para abordar los retos que plantea internet y la protección de los derechos de autor. Entre los principales retos que se ha fijado, figura el de convencer al resto de países de la necesidad de implantar una tasa sobre las transacciones finacieras. A juicio de Sarkozy, esta medida sería "útil para disuadir la especulación" en los mercados financieros así como para "financiar el desarrollo" y poder cumplir con el compromiso adoptado en Copenhague de aportar 100.000 millones de dólares a los países pobres.

En cuanto a la llamada "guerra monetaria", su propuesta consiste en buscar un acuerdo sobre la definición del desequilibrio monetario, cuestión sobre la que espera obtener resultados el próximo mes de febrero. El siguiente paso sería implicar al FMI (Fondo Monetario Internacional), que fijaría los criterios que todo el mundo debería respetar.

El presidente francés, que dijo abordar la presidencia del G-20 con "humildad y ambición", quiere actuar también sobre la volatilidad de los precios de las materias primas, cuestión sobre la que advirtió del riesgo de "disturbiso del hambre". Aquí también consideró que hacen falta "reglas comunes" y promueve la creación de una "base de datos" como la existente sobre las reservas de petróleo a fin de prevenir las crisis alimentarias.

Mea culpa sobre Túnez

Sarkozy se pronunció también sobre la revuelta de Túnez, que ha destituido a su antiguo aliado Zine el Abidine Ben Ali. Admitió que Francia no supo "medir la desesperanza del pueblo tunecino" así como "la cólera que ha llevado a una revuelta moral por la corrupción" instalada en el país por el régimen. El presidente francés expresó su "solidaridad" con "la marcha hacia la libertad del pueblo tunecino", y salió al paso de las críticas por el silencio mantenido alegando que Francia "ha dado cobijo, y protegido, a la oposición democrática" al régimen.

Respecto al reciente "asesinato" de dos rehenes franceses por parte de Al Qaeda, Sarkozy admitió que la tragedia le ha llevado a plantearse si hizo lo correcto, pero concluyó que tomó "la única decisión posible". "Frente a la barbarie, solo hay una respuesta posible: firmeza y coraje. Cada vez que las democracias se han arrodillado ante el terrorismo lo han pagado muy caro", afirmó. Esta fue su respuesta a la última amenza proferida por Bin Laden, que el pasado viernes amenazó a Francia con matar a sus rehenes si no se retira de Afganistan. "Los rehenes están vivos, nuestra preocupación es muy grande y hacemos lo posible para que vuelvan a casa", se limitó a decir en alusión a dos periodistas franceses secuestrados en Afganistán.