Las relaciones entre la UE y sus vecinos del sur

La Unión por el Mediterráneo, atascada, se juega el futuro

MONTSERRAT RADIGALES
BARCELONA

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Mientras persiste la incógnita de si el próximo 21 de noviembre se celebrará o no en Barcelona la cumbre de la Unión por el Mediterráneo (UpM), aplazada el pasado junio, la incertidumbre da pie a todo tipo de especulaciones. Oficialmente pospuesta para dar tiempo a las entonces inicipientes y todavía indirectas negociaciones de paz entre israelís y palestinos, las condiciones no son ahora mejores. De hecho, no falta quien subraya que la situación es peor.

En estas circunstancias existen dos tesis. La de quienes sostienen que no tiene ningún sentido convocar el encuentro si no hay garantías de éxito, y la de que quienes aseguran que debe celebrarse aunque no produzca resultados porque la alternativa es peor. En esta tesitura se dirimen la copresidencia franco-egipcia y los responsables gubernamentales españoles. «No queremos hacer una cumbre por el mero hecho de hacerla», dijo hace dos semanas el secretario de Estado de Exteriores, Juan Pablo de la Iglesia. La nueva ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, señaló el lunes en Luxemburgo que España «no quiere renunciar» a que se celebre y que el conflicto israelí-palestino «no debe condicionar toda la política de la Unión Europea sobre el Mediterráneo».

CONFIANZA / La UpM, que agrupa a 43 países -los 27 de la UE y 16 de sus vecinos de las riberas este y sur del Mare Nostrum- no está concebida como un foro de negociación y tiene como objetivo «construir la confianza» a través de proyectos regionales de interés común, desde el agua a la energía o la educación. Pero lo cierto es que desde su nacimiento, en julio del 2008, ha sido rehén del conflicto de Oriente Próximo.

Primero estuvo meses en el congelador por la guerra de Gaza de diciembre del 2008 y enero del 2009. Cuando parecía que empezaba a cobrar vida, en una reunión ministerial celebrada el pasado mes de abril en Barcelona no se aprobó el documento que debía establecer la estrategia sobre el problema del agua por una disputa entre Israel y los países árabes sobre si debía utilizarse el término «territorios ocupados» o «territorios bajo ocupación». Y, según ha podido saber EL PERIÓDICO, acaban de anularse otras dos citas ministeriales -una sobre Educación Superior y otra sobre Agricultura que estaba convocada para el 8 de noviembre en El Cairo- por exactamente el mismo motivo. Aunque resulte increíble, la terminología para designar a los territorios palestinos o los Altos del Golán se ha convertido en un gran obstáculo que es trasladado a todos los ámbitos sectoriales.

Visto así, el aplazamiento de la cumbre en junio resultó providencial, porque cinco días antes de la fecha para la que había estado convocada se produjo el asalto israelí a la flotilla a Gaza y no hace falta ser un lince para imaginarse en qué hubiera derivado el encuentro.

Con cumbre o sin cumbre -se baraja ahora la posibilidad de celebrar en Barcelona en la fecha prevista un encuentro con un formato más reducido- las incertidumbres sobre la UpM son más de fondo.

El director general del Institut Europeu de la Mediterránea (IEMed), Senén Florensa, afirmó el lunes en un seminario que la UpM es solo una parte muy pequeña de la política euromediterránea surgida del Proceso de Barcelona de 1995. No le faltó razón. Pero, según como se mire, esto es parte del problema.

EL 'RING' / La Unión Europea creó en el 2004 la Política Europea de Vecindad, que constituye el marco para la relación bilateral entre la UE y cada uno de los países vecinos, incluidos los de la cuenca mediterránea. Algunos de estos países -Marruecos e Israel, entre otros- tienen una relación muy privilegiada con la UE. Es esta relación bilateral la que realmente les interesa. De esta forma, la UpM, que es un foro multilateral, se ha convertido en elringpropicio para el combate de boxeo político. Solo así puede explicarse la falta de voluntad política que denota el bloqueo por cuestiones semánticas.

Hay quien va más alla. Surgida de una iniciativa muy personal del presidente francés, Nicolas Sarkozy, algunos expertos creen que la estructura de la UpM es inadecuada. Pero quizá es aún pronto para juzgar.