Agitación social

«Jubilemos a Sarkozy»

Manifestantes y huelguistas muestran su fuerza en Marsella y quieren resistir

JOSEP Saurí

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Marsella era ayer un clamor de cabreo. Colorido y festivo, con música y globos, pero cabreo. La segunda ciudad de Francia -con cerca de 850.000 habitantes- refrendó ayer con una vigorosa y pacífica manifestación la vitola de capital de las protestas que se ha ganado con las aparatosas huelgas portuarias y de recogida de basuras.

«Juntos» fue de largo la palabra más coreada, por más que la marcha estuviera partida en dos por desavenencias entre los convocantes. Acudieron decenas de miles de personas, más que en ninguna de las anteriores según los sindicatos. Y aquí no hubo encapuchados.

Sí había cánticos para jubilar a Sarkozy y pancartas con saborcillo del 68, como la que anunciaba quebajo el asfalto están los adoquines, los que décadas atrás, en un París incandescente, ocultaban el mar. Vistosos desfiles de sindicalistas con petos chillones: rojo, claro, para los comunistas, naranja para los socialistas, amarillo para los duros estibadores, de aire casi marcial. Y muchos, muchos chavales.

A los alumnos de instituto, un crispado Jean-Claude Gaudin, alcalde de la ciudad y senador sarkozista, les invitaba por la mañana en el canal LCI a«esforzarse más en los estudios» en vez de manifestarse. Visto lo visto, con escasísimo éxito.«Estamos aquí porque tememos por nuestro futuro»,decía Abderemane, de 16 años. «Cuanto más tarden nuestros padres en jubilarse, más estaremos en el paro»,añadía.«Parece que a Sarkozy le dan igual las protestas. Pero nosotros tampoco cederemos», proclamaba Anissa, de 18 años, alumna del instituto Denis Diderot, donde no hay clases desde el miércoles.

«Pues claro, todo esto lo van a pagar ellos», remachaba Ashiba Redgedal, de Schebba, una asociación por los derechos de las mujeres, quien tiene claro que las protestas«no son solo por las pensiones. Hay un malestar contra las políticas derechistas incubado durante los últimos años».

¿El último?

La pancarta de Guy también llamaba la atención:Especie en extinción. ¡Me jubilo dentro de 8 días! ¡A los 60! ¿Voy a ser el último?«He trabajado 39 años. Ya basta, ¿no?»,afirmaba este ingeniero de France Telecom. Pero, ¿el sistema de pensiones es sostenible?«Debe reformarse, todo el mundo está de acuerdo. El problema es que el Gobierno no escucha a nadie», terciaba Marie-Luce, maestra de 58 años. «No me importa seguir trabajando, me gusta. Pero seguro que hay algún joven sin empleo que lo haría mejor».

Lo de Marsella se parece poco a una huelga a la española. De entrada, visto desde el otro lado de los Pirineos, aquí todo ocurre temprano: la marcha empezó a las 10.30. Ni rastro de piquetes, y el comercio y la pequeña empresa funcionan, en general, con normalidad. Pero el sector público da guerra, y de qué manera: 65 barcos seguían esperando para descargar en la plataforma petrolífera de Fos, bloqueada en protesta por un proyecto de semiprivatización. Y la cosa no olía peor porque la mañana fue lo bastante fresca y ventosa como para que los montones de basura acumulados en una semana solo molestasen a la vista.