el gran negocio de la mendicidad

La mafia de la limosna explota a los gitanos rumanos en Europa

Los mendigos se convierten en la mano de obra barata del crimen organizado

KIM AMOR / Bucarest / Enviado especial

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En Rumanía no es ningún secreto que una parte de los rumanos que viajan a países ricos para ganarse la vida -ya sean de la etnia gitana o no- forman parte de lo que se podría denominar mano de obra de las industrias que controlan las mafias.

Uno de los negocios más rentables es el de la mendicidad. No es extraño, tanto en Bucarest como en otras ciudades y pueblos del interior, que jóvenes que han emigrado a otros países europeos reconozcan sin tapujos que el objetivo principal de su viaje al extranjero no es otro que el de «pedir limosna».

«Evidentemente, es un modo de explotación que hay que denunciar, pero para los que pasan largas horas en la calle pidiendo dinero es su único modo de subsistencia. En su país no tienen con que ganarse la vida», afirma Ciprian Necula, un rom (gitano) rumanés de 32 años que dirige en Bucarest un centro privado de ayuda a las minorías étnicas.

BARRIO EN ALQUILER / Necula, un activista que lucha contra el racismo que anida en Rumanía, conoce muy bien el tema. Hace un año, tras seguir la pista a la comunidad gitana de la ciudad de Calarasi, en el sur del país, se dio cuenta de que la mitad de los 10.000 roms de la localidad estaban residiendo en Nápoles. Muchos se dedicaban a la mendicidad.

«La Camorra permitía a la mafia de la limosna instalarse en un barrio de la ciudad controlado por ella, a cambio de recibir al final de mes 500 euros por mendigo», explica. «Calculamos que cada mendigo - podía haber 10 en la zona- ganaba al día unos 150 euros», añade.

«¿Cuánto de ese dinero se quedan los mendigos? No sabría decirlo, pero no creo que sea mucho. En cualquier caso siguen siendo víctimas de la pobreza y la discriminación y no hay que criminalizarlos», advierte.

En el pueblo gitano de Barbulesti, situado en una zona rural a 60 kilómetros de la capital, Bucarest, algunos jóvenes reconocieron a este diario que el mejor país para «pedir limosna» es Francia. Para ellos, España no era un buen destino. «Los españoles no tienen un gran corazón, como los franceses, porque cuando les pides no te dan dinero», afirmó uno entre risas.

SOCIOS DE LA CAMORRA / La investigación de Necula, que demostró también la participación de «las mafias de este», asociadas con la Camorra, en el negocio de las basuras y la prostitución infantil de gitanos rumanos «de entre 13 y 14 años», tomó forma en un documental que fue emitido en el programa de la televisión pública rumana Rom Europa, que dirige el propio Necula.

«Es muy difícil saber quiénes son realmente los capos de estos negocios que se aprovechan de la pobreza y la falta de formación de los gitanos. Hay quienes piensan que, además de grupos de otros países del este, hay implicados representantes de la política rumana».