COMICIOS EN UN PAÍS EN GUERRA

La ONU arroja las primeras dudas sobre las elecciones afganas

Un trabajador afgano vigila un almacén donde se guardan las urnas en Herat, ayer.

Un trabajador afgano vigila un almacén donde se guardan las urnas en Herat, ayer.

EL PERIÓDICO
KABUL

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El recuento de votos comenzó ayer en Afganistán, un día después de las elecciones legislativas del sábado, en medio de las acusaciones de fraude. La Comisión de Quejas Electorales ha empezado a recibir lo que se espera que serán miles de denuncias de irregularidades. Los responsables electorales afganos calificaron de «éxito» la jornada electoral, pero la ONU evitó ayer pronunciarse sobre la limpieza de los comicios. «Creo que esto es prematuro, con todos los respetos», afirmó Staffan de Mistura, representante especial del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y máximo representante de la organización en Afganistán. «Han hecho [la Comisión Electoral Independiente afgana] un gran trabajo, pero yo esperaría antes de hablar de éxito», añadió.

Los resultados preliminares no se conocerán al menos hasta el 8 de octubre y los resultados definitivos tendrán que esperar, como mínimo, al 30 de octubre. «Hemos recibido ya decenas de alegaciones; necesitamos varios días para recolectarlas y clasificarlas», afirmó Ahmad Zia Rafaat, uno de los responsables de la Comisión de Quejas Electorales. Se espera que la cifra de denuncias de irregularidades llegue a las 4.000.

LA VIOLENCIA / La OTAN por su parte insistió ayer en que, aunque la jornada estuvo marcada por la violencia, esta fue inferior a la registrada durante las presidenciales de agosto del 2009. El sábado murieron 22 personas (siete civiles, 11 policías y soldados afganos y cuatro miembros de las fuerzas internacionales) mientras que en la jornada electoral del 2009 murieron 57 personas entre civiles, policías y soldados afganos.

Pero en Afganistán la violencia es algo cotidiano. Ayer fueron encontrados los cadáveres de tres miembros de la Comisión Electoral Independiente que habían sido secuestrados. Y al menos ocho niños murieron en el distrito de Ali Abad, en la provincia nororiental de Kunduz, en circunstancias no del todo claras.

El gobernador de la provincia, Mohammad Omar, aseguró que los menores perecieron «cuando el artefacto con el que estaban jugando estalló». Pero el Ministerio del Interior afgano afirmó que los niños fueron víctimas de la explosión de un cohete BM-1 «lanzado por los enemigos de la paz y la estabilidad», en clara referencia a los talibanes.