plebiscito en el 30º ANIVERSARIO DEL GOLPE DE ESTADO

Turquía vota si abre la vía para juzgar a los golpistas de 1980

Las encuestas vaticinan un resultado reñido en el referendo constitucional

Recep Tayyip Erdogan.

Recep Tayyip Erdogan.

ANDRÉS MOURENZA / Estambul

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«Han sido nuestros chicos», susurraron al oído del presidente estadounidense Jimmy Carter tal día como hoy hace 30 años. Hacía apenas unas horas que nuestros chicos, los militares turcos dirigidos por el general Kenan Evren, habían tomado el poder en Ankara por la fuerza de los tanques.

Fue un golpe de Estado bien visto por EEUU y Europa, ya que puso fin a la violencia política que vivía Turquía en los años 70. Pero no fue un golpe quirúrgico como los que se habían producido en décadas anteriores (1960 y 1971), sino que su objetivo fue modificar del todo el panorama político. Los partidos anteriores al putsch fueron clausurados y sus siglas ilegalizadas hasta bien entrados los años 90, y la represión se cebó en los políticos y sindicalistas, especialmente de la izquierda, que no volvió a recuperarse de aquel golpe. Medio millón de personas fueron detenidas, más de 200.000 procesadas, una cincuentena ejecutadas y 171 torturadas hasta la muerte.

En 1983, cuando el país regresó a la senda democrática, lo hizo bajo la atenta mirada de los generales: Evren fue convertido en presidente y se aprobó una nueva Constitución, aún vigente, que sustituyó a la de 1961, también impuesta por un golpe de Estado pero mucho más progresista y que los militares turcos consideraban un «lujo» para sus compatriotas.

Desde entonces, la Carta Magna ha sido modificada una decena de veces -por ejemplo, para eliminar la pena de muerte y reducir el poder del Ejército-, pero la reforma que se vota hoy tiene un significado especial. De aprobarse, se levantaría la disposición que impide perseguir judicialmente a los autores del golpe de 1980, de modo que el general Evren podría verse obligado a cambiar su plácida jubilación pintando cuadros de dudoso gusto por el banquillo de los tribunales.

«El 12 de septiembre fue un duro golpe para la democracia. La gente simplemente desaparecía. Si los muros de la prisión de Diyarbakir pudieran hablar...», dijo el primer ministro, el islamista moderado Recep Tayyip Erdogan, en uno de sus últimos mítines, precisamente en esta ciudad del sureste kurdo. Su objetivo es atraer hacia el a la población kurda, que en su mayoría aprueba la reforma pero la considera insuficiente. Tanto los nacionalistas kurdos como el grupo armado PKK -que ha declarado un alto el fuego durante el proceso electoral- han llamado al boicot, por lo que las encuestas prevén un resultado muy ajustado: 51% para el y 49% para el no.

TERMÓMETRO PARA ERDOGAN / Mientras el Ejecutivo, junto a asociaciones liberales y la UE, ha promovido el apoyo a la reforma, la oposición -desde la ultraderecha a la izquierda- ha convertido la consulta en un plebiscito sobre el Gobierno de Erdogan, por lo que el resultado será tomado como un termómetro cara a las elecciones generales del próximo año.

Lo que es cierto es que supondrá un antes y un después en la historia política turca. Fatmagül Matur, de la asociación antimilitarista Jóvenes Civiles y cuyos familiares y conocidos fueron reprimidos por los golpistas, lo tiene claro: si vence el, el lunes por la mañana se dirigirá a los tribunales para demandar al general Evren.