RADIOGRAFÍA DE UN PROBLEMA SOCIAL EN LA CAPITAL CUBANA

Permutas habaneras

Oferta y demanda. Una pareja tratando de permutar su casa.

Oferta y demanda. Una pareja tratando de permutar su casa.

HUGO L. SÁNCHEZ / La Habana

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Si no fuera una tragedia, sería una comedia. Permutar una vivienda por otra en La Habana constituye, en muchos casos, un acto de crueldad, una lenta tortura que parece no tener fin, como la miseria. Es eso: una tragedia.

Dentro de una diminuta habitación, en una calle tan céntrica y populosa como Neptuno, que en sus días de gloria fue una alegre arteria comercial, viven tres generaciones —abuelos, hijos, nietos, por ahora—, mezclando promiscuidades y turnándose para dormir sobre camas donde siempre hubo alguien hasta hace un segundo. La cosecha a recoger será incesto, violencia doméstica, suicidios…

Y esto es común, demasiado común, en una ciudad con 3.000 habitantes por kilómetro cuadrado y escasos edificios, sometida a oleadas migratorias de gente que llega huyendo de la pobreza de sus provincias y dispuesta a vivir donde sea y como sea. La Habana absorbe más del 45% del total de estospalestinos(así se les identifica) que se mueven por la isla.

Las calamidades

Un rosario de estas calamidades se puede ver en las mañanas de los sábados en el Paseo del Prado, entre Colón y Refugio, donde se reúnen necesitados y mercaderes.

Además estáHola, Habana, un programa de la televisión capitalina con un espacio para permutas; y hay quien coloca un cartel en la entrada de su casa y que siempre empieza con unSe permuta… Las variantes son muchas, directamente proporcionales a las necesidades.

En busca de permutas van los hacinados, que quieren y disponen de medios para ampliar su espacio; los ancianos dispuestos a disminuir el suyo a cambio de un vuelto; es decir, dinero para seguir sobreviviendo un tiempo más; están también los que por motivos de viaje dejan el inmueble con la esperanza de disponer de fondos para no llegar con una mano delante y otra detrás al país donde esperan establecerse, y los intermediarios, llamados corredores de permutas, que se lucran con estas pobrezas ajenas.

Todo esto es ilegal. Hay muchas leyes que prohíben estas transacciones. En Cuba la propiedad es virtual. Una de las primeras disposiciones de la Revolución fue la ley de reforma urbana (octubre de 1960), por la que los inquilinos obtuvieron los títulos de propiedad de los inmuebles que ocupaban. Pero se es dueño solo de palabra, porque está prohibido vender el título. Si uno desea permutar supropiedadpor otra, las restricciones son enormes y cada una de ellas abre una puerta a la corrupción.

Incapacidad estatal

La escasez de viviendas constituye uno de los problemas más graves de la isla. Las estimaciones oficiales, muy conservadoras, indican que existe un déficit de 600.000 casas en este país de 11,2 millones de habitantes. Ante la incapacidad del Estado para solucionar el drama, el Gobierno está abriendo la mano y desde pasado abril acepta que la gente resuelva por sí misma sus necesidades de vivienda. O sea, sálvese quien pueda.

La Habana cuenta con más de 6.000 viviendas, divididas y vueltas a dividir, y 46 asentamientos transitorios con una población de alrededor de 18.000 personas. El número de edificios en estado calamitoso es muy alto. De ahí que el gran terror anual sea que un huracán impacte de lleno.

La orquesta Van Van, la más famosa de Cuba, tiene entre sus temas de mayor difusiónLa Habana no aguanta más, que trata del hacinamiento urbano. Esa pieza fue escrita hace unos 30 años y La Habana aún sigue en pie, con muletas pero en pie, y aguantando. Qué remedio le queda.