revelación comprometedora para el pentágono

Una colosal filtración destapa la guerra sucia en Afganistán

EMILIO LÓPEZ ROMERO / Nueva York

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Nadie dudaba ayer en hablar de una de las mayores filtraciones de información secreta en la historia de los servicios de espionaje de EEUU. De momento, solo han visto la luz unos 75.000 de los cerca de 92.000 documentos secretos obtenidos por el portal WikiLeaks sobre el desarrollo de la guerra en Afganistán, en los que quedan al descubierto algunos de los trapos sucios de la intervención del Ejército estadounidense en el país centroasiático, una guerra que desde el mes pasado ya es incluso más larga que la de Vietnam.

Desde las muertes de cientos de civiles que de forma deliberada nunca se llegaron a dar a conocer en incidentes en los que las tropas estadounidenses habían sido los principales responsables hasta detalles hasta ahora nunca revelados con tanta precisión sobre infinidad de operaciones encubiertas sobre el terreno. Y todo ello, en una guerra en la que, hoy más que nunca, se pone de manifiesto por qué la insurgencia talibán es más fuerte que en ningún otro momento desde que comenzó el conflicto en las semanas posteriores a los atentados del 11-S.

Los documentos recogen lo ocurrido en Afganistán entre enero del 2004 y diciembre del 2009, cuando la Administración de Obama anunció su nueva estrategia para afrontar la guerra en ese país y autorizó el traslado de 30.000 tropas adicionales. Son seis años en los que la insurgencia talibán fue ganando fuerza, el pueblo afgano perdiendo la confianza en sus gobernantes, mientras que los militares estadounidenses sobre el terreno no ocultaban su frustración por tener que librar una guerra sin suficientes recursos.

PAPEL DE PAKISTÁN / Nadie que conozca un poco el panorama en la zona desconoce que el papel que juega Pakistán en el avispero afgano es crucial y la impresión hasta ahora es que Islamabad es uno de los principales aliados de Washington en este conflicto, país que visitó recientemente la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, y que ha recibido más de 1.000 millones de dólares del Gobierno estadounidense.

Sin embargo, parte de la documentación secreta filtrada pone de manifiesto algo de lo que ya se viene hablando desde hace tiempo: que los servicios de espionaje paquistanís, el poderoso ISI, llevan años ofreciendo ayuda en secreto a los talibanes. Es uno de los aspectos que más acaparó ayer la atención de los medios estadounidenses, que incluye desde el suministro de armamento y el entrenamiento de combatientes hasta la participación activa en la preparación de operaciones.

Incluso se habla de la existencia de un compromiso por parte de la dirección de la ISI de ofrecer apoyo logístico y esconder en territorio paquistaní a todos aquellos que lograran perpetrar posibles magnicidios, entre ellos el del presidente afgano, Hamid Karzai. No hay ninguna prueba contundente que demuestre la veracidad de estas acusaciones, pero los documentos revelan también la entrega de importantes sumas de dinero a los talibanes.

Uno de los múltiples casos recogidos en los documentos filtrados sobre la matanza de civiles es la muerte de siete menores de edad, asesinados durante una redada secreta en el 2007 llevada a cabo por una unidad del Ejército llamada Task Force 373, según explicaba ayerThe New York Times, uno de los tres periódicos que han tenido acceso a la documentación y que, ante las críticas, asegura que tuvo cuidado de no publicar información que pueda poner en peligro la seguridad del país.