Estrategias oblicuas

Por qué al PP le interesa españolizar

El rey Juan Carlos saluda al ministro de Educación, José Ignacio Wert , en el desfile militar del 12 de octubre.

El rey Juan Carlos saluda al ministro de Educación, José Ignacio Wert , en el desfile militar del 12 de octubre. / rgl

IGNACIO ESCOLAR

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Es tan grande la imprudencia delministro españolizadorque hasta elRey deEspañale ha pedido aMariano Rajoyque reprenda al "pobreWert", que lo está haciendo "muy mal". En laZarzuela saben que la cosa no está como para echar más gasolina a un incendio que amenaza tanto al Estado como a la Corona. "Si Catalunya se independiza, la Monarquíacaerá: al Rey lo echará la derecha haciéndole responsable del fracaso nacional", me cuenta un histórico dirigente socialista de la rama más jacobina, nada sospechoso ni de republicano ni de federal. Por eso el Rey y elPríncipe, conscientes de que estamos en una nuevatransición de la que saldrá un Estado nuevo o unos nuevos estados, están pidiendo al Gobierno parar. Quieren frenar una estrategia deRajoyque será muy rentable para las elecciones, pero que a la larga pueden lamentar.

En elPPsaben que su discurso más duro es lo mejor que le puede pasar aCiUy aERC para laselecciones catalanasdel 25 de noviembre. Pero al mismo tiempo, no pueden abandonar en manos de UPyD o deMario Conde ese patrioterismo españolista que tan rentable resulta más allá del Ebro. También calculan que quien más pierde a medida que la situación se polariza es elPSC y, por extensión, unPSOEque, si se hunde en Catalunya, ya puede olvidarse de recuperar la Moncloa jamás.

Además, aAlberto Núñez Feijóo este debate le sienta fenomenal: él puede presumir ante su electorado de ser capaz de conciliar sin estridencias elgalleguismo y la españolidad; es mucho más cómodo para el PP hablar de la patria que de los recortes, el paro o el rescate. Para eso se inventó el orgullo nacional, para tapar con banderas otros problemas de mucha más gravedad.

Por eso esta semana, por calculado interés cortoplacista, la estrategia de Génova cambió. Desde el lunes, el PP endureció su posición contra el nacionalismo catalán. El lunes hablóGallardón, "España no es viable sin Catalunya"; hablóMargallo, "lo del Camp Nou da mala imagen"; hablóSantamaría, "es un capricho"; hablóRajoy,es un torpedo contra el bienestar»¿ El martes hubo uno que se pasó de frenada: el menos político de todos, el ministro tertulianoJosé Ignacio Wert.

En elConsejodeMinistros del jueves hubo un gran debate sobre el «españolizar". El "pobreWert" se quejó de que ninguno de sus compañeros de mayor peso político saliese en su defensa. Tenía algo de razón porque todos en el Gobierno deRajoy comparten la mayor: esa idea, tan extendida en la derecha madrileña, de que la educación catalana es la principal culpable del actual auge del independentismo. Es la visión que tienen de Catalu-nya en un Gobierno donde el único ministro catalán es el que lleva la cartera de Interior.