Estrategias oblicuas

Amenazas ante notario

IGNACIO ESCOLAR

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Pregunta nada tonta que se hacen en el PP: ¿cómo ha llegado a manos de la policía esa declaración ante notario donde Luis Bárcenas admite la existencia de una lista de donaciones y pagos en el partido? ¿Cómo ha aparecido en escena ese documento privado que tan incómodo resulta? En Génova 13 tienen dos teorías. Que haya sido el mismo Bárcenas quien ha dado a las autoridades ese acta notarial que hoy quita el sueño a la cúpula de su partido. O, la segunda posibilidad, que la policía haya conseguido ese papel por otras vías, desactivando un mecanismo de blindaje previsto por Bárcenas: el acta notarial era, según esta hipótesis, un seguro de vida que solo debería haberse conocido si el extesorero pisaba la cárcel. La primera posibilidad es mala, la segunda aún peor: significaría que la bomba que Bárcenas dejó programada por si nadie le ayudaba habría estallado ya, incluso contra el deseo del extesorero, que ahora está por negarlo todo.

De una manera u otra, el acta notarial es clave en la estudiada estrategia de un extesorero millonario que no tiene ganas de terminar en la trena. Cuando acudió a la notaría, el 14 de diciembre, ya sabía que la justicia había encontrado su cuenta corriente en Suiza. Fue su propio banco quien le informó de que su botín oculto había sido desvelado. También lo sabía el Gobierno y el PP, ese «partido incompatible con la corrupción» (y con la verdad), que siguió manteniéndole el sueldo y un montón de privilegios, como demostración empírica de que a Rajoy no le tiembla la mano: le tiemblan las rodillas. En el PP, quien la hace le pagan.

De los nervios

Mañana, Bárcenas volverá al juzgado. Declara ante la Audiencia Nacional y, en teoría, solo hablará de sus cuentas en Suiza, no de esa supuesta contabilidad B que ha dinamitado la imagen del PP y que por ahora solo investiga la Fiscalía Anticorrupción. La cita ante el juez Ruz tiene de los nervios a la cúpula del partido. Temen que Bárcenas le entregue algún documento más de las nueve cajas que se llevó de su despacho. O que le pregunten por una de sus mentiras ya probadas: el 6 de febrero, cuando declaró en anticorrupción, negó que hubiese pasado en diciembre por el notario para levantar ese acta que esta semana misteriosamente ha aparecido. «El lunes me voy a quedar a gusto», ha dicho el propio Bárcenas en privado a algunos de sus amigos.

¿Contará el extesorero ante el juez todo lo que sabe sobre esa lista de donaciones y pagos que un día es verdad ante notario y al otro no se reconoce la letra? Dependerá también de lo que haya pasado estos días en una suite de un conocido hotel madrileño donde Bárcenas y otro importante dirigente del PP, un viejo amigo, están hablando de sus cosas.