Una masía restaurante que acogió niños

Con un ambiente rústico y acogedor, Can Travi Nou ofrece comida catalana de mercado

Masía del XVII 8 Exterior del restaurante de Can Travi Nou.

Masía del XVII 8 Exterior del restaurante de Can Travi Nou.

PATRICIA BARAJAS / BARCELONA

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Construida a principios del siglo XVII, en el antiguo camino de Sant Cebrià,  Can Travi Nou (Jorge  Manrique, s/n) es un claro ejemplo de masía catalana. Situada en el barrio de Vall d'Hebron, cerca de los Jardins Rosa de Luxembueg, la fachada está decorada con una enredadera llena de buganvillas lilas.

La casa, que pertenecía a la familia Samsó, tenía unos terrenos extensos dónde se podían encontrar viñedos y animales. "De los viñedos se sacaba vino y aguardiente, que se vendían en Badalona", añade Desideri Díez, historiador de Horta. Los Samsó eran dueños de otra masía llamada Can Travi Vell (de ahí le viene el nombre de Can Travi Nou). En el siglo XIX  la finca pasó a manos de los masovers, la familia Soler Ribatallada. Ellos son los actuales dueños de la casa.

Un piso de más

Tras una expropiación de los terrenos por parte del Ayuntamiento, a principios de los años 20, la familia Ribatallada Simó decidió remodelar la masía. La planta rectangular quedó intacta pero se le añadió un tercer piso. Intentaron conservar al máximo la estructura original de la masía, tanto que se construyó encima de las vigas para poder respetarla. "Los barceloneses venían a veranear a las casas de la zona alta, y por eso mis antepasados decidieron remodelarla", comenta Teresa Ribatallada, directora de Can Travi.

De 1973 a 1982, en el tercer piso se creó una guardería para los hijos de los médicos del Hospital Vall d'Hebron. Se construyó también una cabaña para que los niños pudieran jugar en el jardín. "Aún tenemos contacto con alguno de esos chicos. A veces vienen a comer al restaurante y recuerdan su infancia aquí", añade Ribatallada.

En 1982, la familia Soler Ribatallada decidió convertir la torre señorial en restaurante. Con una decoración rústica y un ambiente acogedor, el restaurante ofrece una carta amplia de cocina tradicional catalana y de mercado.

"El interior está distribuido en diez salones privados, y en el exterior contamos con una magnífica terraza rodeada de vegetación. Tenemos capacidad para 456 comensales en el  interior y a 360 en el exterior", cuenta Ribatallada.