una vecina de horta-guinardó... Claudia Vega, actriz

«Cuando sea mayor compraré el colegio Menéndez Pidal»

Matilda, la única chica de la película 'Zipi y Zape y el club de la canica', es Claudia Vega. Las plazas del barrio de Sant Genís dels Agudells tienen mucho que contar de esta actriz que duerme en La Teixonera, pero disfruta con sus amigos por encima de la Ronda de Dalt.

Sinaí, 7-13 El patio de juegosEN LA ESCUELA CONCERTADA MENÉNDEZ PIDAL, LA JOVEN HIZO HASTA PRIMERO DE LA ESO. HOY EL CENTRO IMPARTE FORMACIÓN PROFESIONAL.

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CARME ESCALES / Barcelona

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Claudia Vega (Barcelona, 1999) tenía solo 10 años cuando se encontraba realizando un esplai de verano en el Centre Municipal de Pilota del Vall d'Hebron y llegaron los encargados de un casting para una película. Su participación en él la convirtió en actriz de reparto en Eva, el filme de ciencia ficción del director Kike Maíllo.

Después de eso vino el premiado corto de Aitor Uribarri, Horizonte, en el que esta joven vecina de Horta también tuvo un papel. Su protagonismo en la taquillera Barcelona, nit d'estiu, de Dani de la Orden, que se estrenó en septiembre, pero sobre todo el más reciente y gran éxito de Zipi y Zape y el club de la canica, la película dirigida por Oskar Santos, ahora en los cines, han hecho saltar a Claudia Vega a la popularidad. La cinta inspirada en el cómic de José Escobar llevaba recaudados el pasado viernes tres millones de euros gracias a sus 500.000 espectadores.

Supercontenta por todas estas oportunidades surgidas del azar de encontrarse en el lugar al que fueron a localizar a futuros actores, la joven de 14 años compagina ahora sus estudios de tercer curso de la ESO con su itinerario como actriz y con su gran tesoro: sus amigos. «Es lo más preciado que tengo. Estoy enamorada de mi barrio porque un barrio comporta los espacios y la gente, y yo aquí estoy siempre con mis amigos», expresa una jovial actriz que siente pasión por algo tan sencillo como es reunirse con sus amigos en las plazas del barrio de Sant Genís dels Agudells.

Un distrito y dos barrios

«Mi barrio es La Teixonera. Yo vivo allí, pero casi solo voy a dormir. Yo siento que mi casa es Sant Genís dels Agudells, porque me paso la vida aquí, con mis amigos. Aquí, además, viven mis abuelos», explica la vecina de Horta con un pie en cada barrio.

Sus amigos son en su gran mayoría excompañeros de clase del colegio Menéndez Pidal, en el que Vega estudió hasta hace dos años cuando, de repente, y para sorpresa de toda la comunidad escolar, el centro concertado anunció que cerraba sus aulas de primaria y secundaria por falta de matriculaciones. «Pasamos llorando nuestras últimas colonias juntos, en el primer curso de la ESO», asegura.

La actriz, que interpreta al único personaje femenino, Matilda, en la película Zipi y Zape y el club de la canica, no tiene palabras para describir sus sentimientos hacia las paredes, aulas, patios y pistas deportivas de la escuela en la que considera que fue más feliz que en ningún otro sitio. Apenas tiene palabras para detallarlo, por lo mucho que quiere llegar a abarcar, pero sí tiene un claro deseo: «Cuando sea mayor, compraré el colegio y lo reabriré para que vuelva a funcionar», afirma convencida la exalumna. «Trabajaré como profesora, porque me sacaré el título de Magisterio, y seguiré como actriz al mismo tiempo, para ganar el dinero suficiente. Luego lo compraré y seré la directora», añade.

Claudia Vega estudia ahora en la escuela Sadako (August Font, 5, al norte del distrito vecino de Gràcia), pero en las plazas de Sant Genís dels Agudells sus amigos de siempre comparten con ella sus ratos libres. «Solemos quedar los viernes por la tarde, de 17 a 20 horas, más o menos»«Nos podemos llegar a juntar más de 20, casi siempre somos más chicas que chicos. Hablamos, hacemos un poco el burro y vamos de plaza en plaza», detalla la vecina. «Sé que es difícil, pero me gustaría mantener la relación con todos mis amigos del barrio pase lo que pase», dice.

«Siempre hay alguien más especial, y para mí esa es Cristina Poyato, que vive una calle por encima de la mía. Con ella ya jugaba cuando íbamos a la guardería. La quiero mucho», puntualiza. «Y para todos estos amigos, mis amigos de siempre, yo sigo siendo la misma y me siguen tratando igual que antes de salir en la primera película. Y eso me encanta», confiesa.

Bautizar plazas y parques

El parque de la tirolina, el de Moisés, la plaza de la cesta y la de la redonda no son nombres que figuren en el callejero o en alguna placa que se ubique en los espacios al aire libre a los que Vega se refiere cuando describe sus lugares habituales en el barrio de Sant Genís. Son solo las denominaciones que ella y su pandilla utilizan para saber dónde van a encontrarse. Son pequeños o grandes jardines, algunos con columpios, muy valorados en el barrio. Es todo lo que le hace falta a Vega para disfrutar de su barrio.

Valora la sencillez de esos espacios, tanto como la de su gente, sea el señor de la tienda de ultramarinos o alguno de sus profesores del Menéndez Pidal, como el hijo del masovero que cuidó siempre de la finca de aquel colegio en el que fue tan feliz quien ahora saborea un glorioso año como actriz.