DIVULGACIÓN Y PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO HISTÓRICO

Aiguafreda no se vende

Atemporal 8 La calle de Aiguafreda, el pasado viernes, mantiene la esencia de la antigua Horta.

Atemporal 8 La calle de Aiguafreda, el pasado viernes, mantiene la esencia de la antigua Horta.

L. B. / BARCELONA

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Los vecinos de la calle de Aiguafreda han seguido muy atentos durante todo el verano el caso de la Barceloneta. Les preocupa la aparición de su precioso pasaje en una guía turística editada por el Distrito de Horta-Guinardó como punta de lanza de una estrategia de promoción turística y cultural. No temen llegar a los niveles preocupantes de la Barceloneta, donde una alarmante concentración de turistas incívicos hacinados en apartamentos turísticos han obligado al Ayuntamiento a tomar medidas, pero tampoco están dispuestos a perder su preciada intimidad para que se lucren los operadores turísticos.

La encantadora calle de Aiguafreda es el rincón que mejor mantiene la esencia del núcleo antiguo de Horta. De hecho, parece que el tiempo se detuvo hace ya unas cuantas décadas. A un lado de esta atípica calle, unas casas bajas, apenas reformadas; al otro, pequeños huertos y pozos que suministraban agua a las lavanderas. «Recuerdo limpiar con mi madre la ropa de las familias pudientes de Barcelona», cuenta Maria Rovira, de 79 años, quinta generación en Ca l'Eudald. De esta forma, muchas familias conseguían unos ingresos complementarios.

El valor patrimonial e histórico de Aiguafreda es incalculable. «Entendemos perfectamente que la ciudad de Barcelona necesita descentralizar el turismo, pero no todo vale», sostiene un vecino, Gaspar Gázquez.  «Recibir grupos de 30 personas cinco días a la semana, nos parece excesivo para una calle tan estrecha y nos impediría hacer vida normal. Aquí siempre han venido vecinos, estudiantes de dibujo con una libreta, y todos han sido muy bien recibidos», puntualiza el también secretario de la plataforma Associació per la Defensa del Patrimoni Dante-Llobregós.

Sin contraprestaciones

Hasta la fecha, solo un autocar ha atracado en Aiguafreda. Era el mes de julio y las cámaras de televisión captaron el momento en el que unos vecinos invitaban a marchar a un numeroso grupo de turistas. El Distrito de Horta-Guinardó tomó buena nota de las inquietudes de los vecinos. «No tenemos ningún interés especial en enviar muchos turistas allí. Seguirá apareciendo entre los lugares y edificios de interés del distrito, pero no forma parte del itinerario con el que trabajan nuestros guías», asegura la concejala de Horta-Guinardó, Francina Vila.

La concejal opina que podría cerrarse el paso y establecer un régimen de visitas, siempre que los propietarios estuvieran de acuerdo. Los vecinos descartan esta opción. «Por el momento, no queremos cerrar la calle con una valla porque entendemos que es patrimonio de todo el barrio aunque sea propiedad privada. Tampoco queremos nada a cambio de las visitas. Sólo mantener la tranquilidad», explica otra vecina, Cristina Farran.  

Un grupo de niños, vecinos de la calle, juegan a sus anchas en Aiguafreda. «Aquí todos nos conocemos. Esto es como un pueblo, y nosotros así queremos seguir», añade Farran.