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El solar de la Casita Blanca ejerce de parque tras repetir reforma

El Ayuntamiento vuelve a invertir 60.000 euros para arreglar el espacio

La placita del solar de la Casita Blanca, ahora mejorada.

La placita del solar de la Casita Blanca, ahora mejorada.

ANNALISA PALUMBO / BARCELONA

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Un chico y una chica sentados en un columpio miran el horizonte. Están pintados en la pared de la antigua Casita Blanca (Bolivar, 2), histórico hotel para contactos sexuales de parejas derribado hace tres años. El solar que queda en el corazón de Vallcarca acaba de ser reformado por segunda vez como área de encuentro para los vecinos, un paso intermedio a la espera de que se complete dentro de muchos años un bulevar verde que cruzará la ciudad.

Después de la primera fase, que generó quejas de los vecinos por su evidente mal gusto (bancos de hormigón con butacas de plástico, postes amarillos, nada de sombra) y costó 60.000 euros, el Ayuntamiento volvió a intervenir, con otros 60.000 euros, para satisfacer los deseos del vecindario. «Lo de antes parecía una burla, podían haber tenido más cuidado. Ahora sí que ha quedado bonito, aunque siguen faltando bancos», explica Montse Lorenz, de 65 años.

En el solar del meublé se han añadido sillas de madera y más árboles, además del mural pintado por los artistas Sendys y Kram. Según Alice Lancien, arquitecta y vecina, el ayuntamiento recupera este arte callejero para tapar el conflicto social. «En aquella pared ahora tan bonita, los vecinos ponían carteles con sus quejas y reivindicaciones», explica.

Los vecinos, sin embargo, parecen estar encantados con la obra. «El mural es precioso. Hay que recordar lo que era la Casita Blanca», afirma Esteban Vega, de 93 años, jubilado.

El resto del parque sigue sin convencer a algunos de los vecinos más exigentes. «Los toldos son una porquería. Se desprenden y hacen una sombra relativa. Además, no hay un espacio para los perros», lamenta Miguel García, 65 años.

JUEGOS AL LADO

 En el adyacente solar del Refugi de les Obreres, al otro lado de la calle de Ballester, se han incorporado juegos infantiles y la escultura de la diosa Selena. Los vecinos siguen echando de menos un aparcamiento de motos y una parada de Bicing. «El 20 de noviembre (mañana) nos reuniremos con el Distrito y expondremos nuestras peticiones», explica Irene Güell, secretaria de la Associació de Veïns Gràcia Nord-Vallcarca. «Justo allí se construirá una subestación eléctrica que podría provocar que se deshiciera el parque, aunque tendrían que dejarlo igual», añade.

El parque ya se llena de jubilados en busca del sol. «Tenemos que aprender a no quejarnos tanto y respetar lo que hace el ayuntamiento», dice Antonio Lecha, de 77 años.