El peculiar diseño de un parque de Vallcarca indigna a los vecinos

El que podría ser el parque más de feo de la ciudad es curiosamente el más nuevo. Postes amarillos, bancos de hormigón con dos asientos de plástico, arena en el suelo y ninguna fuente conforman el antiguo solar de la Casita Blanca (avenida de Vallcarca, 37). Los vecinos apenas visitan  un espacio sin sombra que el ayuntamiento comenzó a urbanizar en diciembre pasado como parte del Plan de Microurbanizaciones para convertir solares en desuso en lugares  de «dinamización social».

El resultado del peculiar espacio de Vallcarca con Ballester (que ha costado 60.000 euros) no gusta a nadie y las quejas vecinales han sido tales que el ayuntamiento ha accedido a mejorarlo a los pocos meses de su estreno.

SILLAS INDIVIDUALES / «Cuando hace dos meses vimos cómo había quedado, no podíamos creerlo», cuenta Irene Güell, secretaria de la Associació de Veïns Gràcia Nord-Vallcarca. Un parque sin árboles, con apenas tres bancos de hormigón y dos asientos de plástico sobre ellos, así como una serie de palos amarillos que funcionan como farolas fue lo que encontraron. Ni fuentes, ni papeleras.

«Esto no es un espacio verde —explica la arquitecta y vecina del barrio Alice Lancien—. Se ha hecho muy rápido». La arquitecta reconoce que el diseño del parque no facilita la relación vecinal. «Las sillas son individuales y están lejos unas de las otras», comenta. En el parque no hay árboles. «Y el tema de la sombra en verano es muy importante», añade Lancien, quien afirma que la arena elegida es muy barata.

Fuentes del distrito de Gràcia han confirmado las quejas por el diseño del parque, aunque aseguran que se ha alcanzado un acuerdo con las asociaciones Vallcarca Riera, Pro-Vallcarca, Gràcia Nord-Vallcarca y Comerciants de Vallcarca. El Ayuntamiento se compromete a plantar en el solar de la Casita Blanca cinco árboles. Además, añadirá más asientos de plástico a los bancos de hormigón e instalará bancos unipersonales. Unos toldos generará sombra.

DESCONFIANZA/ Aunque aún no se sabe cuándo comenzarán las nuevas obras, el ayuntamiento se ha comprometido a tenerlas acabadas en agosto, según Irene Güell. «Si se hablara antes con los vecinos, no habría estos problemas», se queja.

Josep Maria Fiter, miembro de L'Antic Forn de Vallcarca Associació Ecos, desconfía de la rectificación municipal: «Curiosamente el ayuntamiento se muestra receptivo a seis meses del año electoral».