con mucho gusto . CUADERNO DE GASTRONOMÍA Y VINOS

Resucitó Carpanta

Las aves asadas a 'l'ast' recuperan espacio gastronómico a partir de ejemplares con pedigrí. Ya podemos disfrutar a un precio ajustado de pollos y de pulardas.

Pollos a 'l'ast' de la Rostisseria Salvia de Mollerussa.

Pollos a 'l'ast' de la Rostisseria Salvia de Mollerussa.

MIQUEL SEN

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Durante siglos, la imagen del lujo gustativo ha sido la de un ave, traspasada por l'ast, girando lentamente sobre el fuego. Su piel dorada, el chisporroteo de su grasa y el aroma suculento abren el apetito y la imaginación de la que surgen leyendas literarias. Por ahí camina Émile Zola buscando las pechugas que vende Nana, siguiendo los pasos del orondo Balzac, perseguidor implacable de las mejores rotiserías parisinas.

Tanta literatura alrededor de l'ast dio como resultado la deliciosa imagen de Carpanta bajo el puente, pobre antes de la recesión, soñando con un pollo entero, auténtica joya en la España del general Paquito. Luego nos invadió el Duralex, los pollos se crearon en batería y en cualquier tienda se adecentó un espacio para asarlos al calor del butano. Y el pollo de Carpanta entró en el capítulo de las pesadillas gastronómicas.

No obstante, en el barcelonés Can Bofarull, alias Los Caracoles, seguían y siguen atrayéndonos con uno de los pocos ast al fuego de leña. Un atractivo visual y aromático que da imagen de felicidad. Gracias a la recuperación de este antiguo arte de asar en la ciudad está dando mucho jugo, un cambio de estilo que hace resucitar al Carpanta que todos llevamos dentro, gracias a que las aves que ahora giran bien traspasadas son de una calidad lejana a la de los pollos de garaje.

Triunfan las que prepara Jordi Gotor en Chez Cocó, donde el pedigrí alcanza los Lumagorri, los pluma roja de Euskadi, los pequeños coquelets gallegos de 500 gramos, para aquellos que huyen de la estética balzaquiana y los patos del Delta, última gloria de un paraíso placentero que también se recupera en las proximidades del mercado de La Concepció,  gracias a Poll Bo, un novísimo de l'ast en el que la calidad se asienta en los magníficos pata negra del Empordà, bellezas de plumaje rubio, en los afamados del Penedès y en la impactante presencia de las pulardas, de las Landas o de payés, cuyas carnes delicadas provocan nuestros más altos instintos. Quedan para los amantes de las aves poco comunes, las gordas ocas que causaban delirio entre los gastrónomos con chistera. Es cuestión de encargarlas y concederse un homenaje al gusto del personaje que creó Escobar.