COn mucho gusto . CUADERNO DE GASTRONOMÍA Y VINOS

Leyendas redondas

Circular como una corona, el roscón de reyes cierra el ciclo gastronómico de las fiestas navideñas. Este pastel con sorpresa integra tradiciones milenarias.

El roscón de reyes, una tradición con sorpresa en su interior.

El roscón de reyes, una tradición con sorpresa en su interior.

MIQUEL SEN

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La gastronomía está llena de detalles folclóricos,  leyendas cuyo origen es difícil de averiguar. Una de ellas, la costumbre de las 12 uvas coincidiendo con las campanadas de fin de año, ha llevado a los medios la incierta teoría de una invasión de uvas alicantinas que se produjo en las grandes ciudades, de la mano de emprendedores turroneros. Si fuera cierto, su inventor sería un genio del márketing, aunque por desgracia nadie nos explica cómo se llenaron de racimos todas las ciudades de España cuando el único medio de comunicación popular era el boca-oreja.

Puestos a no saber, lo mejor en leyendas gastronómicas es seguir los consejos de Álvaro Cunqueiro, capaz de certidumbres poéticas logradas dentro de las incertidumbres históricas. Me quedo con la imagen de un rey Borbón comiendo uvas mientras en un reloj daban las 12, frente a cortesanos embobados, que más tarde, repetirían el gesto por todo Madrid. Dentro de este capítulo gastronómico imaginativo, la leyenda redonda del roscón de reyes tiene todos los ingredientes para reproducirse, inamovible, cada 6 de enero. La base es la galleta que comían los romanos en la Saturnal, también conocida como la Epifanía cristiana, y el detalle de buena suerte fue primero un haba, que fertiliza los campos, transmutada más tarde en niño Jesús. Pero, como todo vuelve, en el mazapán del roscón, pura tradición árabe, se recupero el haba, ocultándola junto a diversas figuritas.

Otra faceta es la corona, que hace rey al más pequeño, o al más pobre. Es un monarca pensado para la burla. Un cuadro de Jordaens, El rey bebe, explica visualmente las bufas que acompañaban el reparto de la corona y el pastel. Por fortuna, en las pastelerías la contundencia de este postre ha ganado en sabor, a medida que sus distintos componentes, entre ellos el brioche, alcanzaban una divina ligereza.

Ahora hacer de Rey Mago implica el placer de elegir en nuestra pastelería de cabecera un roscón en el que las frutas confitadas lucen como joyas medievales. Pequeño gran placer con el que logramos que los niños no se muevan de la mesa hasta que salte la sorpresa, demostrando que todos merecemos un breve reinado. H