alimentación y ciencia, en un centro de investigación

La fiesta de Alícia

La fundación inicia el 10º año en Món Sant Benet totalmente consolidada

La espectacular cocina de la Fundació Alícia.

La espectacular cocina de la Fundació Alícia.

FERRAN IMEDIO / BARCELONA

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La Fundació Alícia está de fiesta. El próximo fin de semana celebrará la cuarta edicion de Alícia't, una cita con más de 200 actividades relacionadas con la cocina sana y el patrimonio agroalimentario de Catalunya que convierte el complejo de Món Sant Benet (MSB), en Sant Fruitós de Bages, en el referente de la gastronomía de las comarcas de Barcelona (la Diputació colabora en la iniciativa). En el fondo, es lo mismo que hace Alícia día tras día desde que se ubicó allí en el 2007. Es decir, que ha iniciado su décima temporada en MSB.

Casi una década en marcha que sirve a Toni Massanés, director de la Fundació Alícia, para echar la vista atrás y adelante, siempre con la misma idea: investigar en la cocina con rigor científico para que la gente coma mejor (es decir, de modo más sano y sostenible, y más sabroso). No en vano, Alícia es una contracción de las palabras alimentación y ciencia. También conservan el patrimonio agroalimentario ayudando a dinamizar comercialmente el producto local porque así defienden la sostenibilidad alimentaria.

Más anecdótica, pese al tirón mediático que conlleva, es la ayuda a los chefs en sus investigaciones, aunque resulta valiosa por el bagaje que aporta para mejorar. En definitiva: no hay ningún centro en Europa que trabaje de manera tan sistemática como Alícia. De ahí el reconocimiento internacional y el apoyo de la industria agroalimentaria.

20 ESPECIALISTAS

«Estamos en un buen momento. Sabemos muy bien lo que hacemos, tenemos más chefs y científicos que nunca: biólogos, nutricionistas, químicos, tecnólogos de alimentos, expertos en cultura de la alimentación, antropología y sociología alimentaria...». Ese equipo formado por unos 20 especialistas trabaja en proyectos «con sentido social». «Para influir en la gente nos adaptamos a situaciones reales de salud, económicas, de tendencias... siempre avalados por la ciencia. Por eso, no solo estudiamos la comida sino quien se la come».

Hay decenas de ejemplos de proyectos, como el premiado programa 'Tas', con el que enseñan a los adolescentes a cocinar y a gestionar sus hábitos de salud alimentaria, y a integrar la actividad física en su rutina. También, con motivo del Año Internacional de las Legumbres, dan talleres de cocina de legumbres a alumnos de secundaria.

En el ámbito de la salud han lanzado la web diabetesalacarta.org con una 'app' para que los diabéticos puedan comer mejor. Con el Institut Català d'Oncologia han creado guías para varios tipos de cáncer porque «los síntomas, la manera de deglutir y las consecuencias del tratamiento de uno de mama no tienen nada que ver con los de uno de colon». Han hecho trabajos para mejorar la alimentación de quien sufre de las articulaciones, para enfermos renales...

POBREZA ENERGÉTICA Y GENTE MAYOR

Han explotado la vertiente social con un libro con sor Lucía Caram para comer bien y barato cuyas ventas se destinan a luchar contra la pobreza infantil; con Cruz Roja han recopilado recetas por menos de un euro; forman a repartidores de bancos de alimentos para ayudar a víctimas de la pobreza energética: ¿Qué aconsejarles si no tienen fogón o nevera? ¿Qué preparar con lo que les dan allí?; 'Cocinar en 10 minutos' es un superventas traducido a varios idiomas que ayuda a gente sin tiempo a cocinar con microondas; investigan cómo mejorar la alimentación de la gente mayor simplificando su vida... «Deben comer más proteínas porque tienen menos hambre, necesitan envases que requieren menos fuerza para ser abiertos...», ejemplifica Massanés.

Decenas de proyectos útiles, tal y como se demostrará el próximo fin de semana en Alícia't.