FOGONES CON PROFESORES

Cuando los cocinillas van a clase

Barcelona tiene varias aulas que enseñan a los chefs aficionados

Clase en La Patente, este jueves.

Clase en La Patente, este jueves.

FERRAN IMEDIO / BARCELONA

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El 'boom' de la gastronomía tiene varias vertientes. Una: la apertura incesante de restaurantes. Dos: el éxito de audiencia de programas culinarios. Y tres: la gran oferta de cursos para aficionados a la cocina... y algún que otro profesional que quiere elevar el listón de su local. Barcelona tiene varias empresas dedicadas a impartir clases a todos los niveles, desde el principiante que no sabe ni pelar una cebolla hasta el experto que quiere aprender más.

La Patente, BCN Kitchen, Cookieteca, Coquus, Escola de Cuina Boqueria... La oferta es enorme, y puede partir de una escuela o incluso de un restaurante, como es el caso de Semproniana, de la inquieta Ada Parellada, que se centra en los niños cada sábado. Hay de todo: desde cursos que van dirigidos a todo tipo de públicos, ya sea adulto o infantil, un particular o un grupo organizado, ya tenga interés por la cocina tradicional o por la japonesa... Pero siempre aficionado, con un presupuesto de unos 30 euros en adelante, según la duración de las clases.

«SIN MIEDO A COCINAR»

«Ahora hay mucho interés por estos cursos. La gente se ha quitado el miedo a cocinar y ha entendido que hay formas diferentes de relacionar ocio y gastronomía más allá de la simple salida a un restaurante, que pueden divertirse, experimentar y, claro, aprender», explica Daniel Jiménez, de BCN Kitchen, con aulas en La Boqueria y el Born (Fusina, 15), donde se enseña incluso los domingos. En cada sesión hay un máximo de 12 alumnos que siguen los consejos de un profesor y luego pasan a la acción en los fogones. Para rematar la clase, los alumnos acaban comiendo o cenando lo que han cocinado (el horario se acerca a las horas de llenar el buche) acompañado de una copa de vino. Y, luego, reciben la receta por correo electrónico para que puedan practicar en casa. Hay cursos de una sola sesión y de cuatro días al mes.

La Patente (Villarroel, 123) trata de aportar un toque moderno a sus talleres de cocina internacional (asiática, peruana, japonesa), de mercado, de iniciación y de tapas «que no haría nuestra madre», explica Juanma Ramírez, su fundador, que acoge a «muchos principiantes o gente que cocina poco y que viendo 'Masterchef' descubren que no sabe hacer la carne a la plancha». «También vienen muchas empresas para fomentar el trabajo en equipo. Y a menudo se montan aquí cenas de Navidad, muy diferentes a las típicas, ya que incluso se montan concursos de cocina».

Espai Boisà (pasaje de Lluís Pellicer, 8) se distingue por el uso de alimentos ecológicos en unos talleres que acaban convirtiéndose en comidas o cenas de lo que se ha aprendido a cocinar en un espacio que tiene incluso una sala de 'chill out' para que los alumnos se relajen.

En Coquus (calle de Ferrer de Blanes, 7), el chef Julio López igual programa cursos de iniciación que plantea un acercamiento «práctico» y «fácil» a la cocina molecular, y a las cocinas japonesa y tailandesa, de las que es un experto. En Cookieteca, además de los cursos más o menos previsibles (los hay de cocina macrobiótica), montan talleres infantiles, para familias e incluso para despedidas de solteros. Tiene cuatro locales, en Santaló, 64; Major de Sarrià, 74; avenida Francesc Ferrer i Guàrdia, 13 (Poble Espanyol), y plaza de Pere Sant, 8 (Sant Cugat).

PARA NIÑOS

La Escola de Cuina Boqueria, en el mismo mercado barcelonés, quiere fomentar la afición a la cocina desde la base, y por eso enseña a niños y adolescentes (incluso a universitarios), y también a familias completas.

Pero quien más tiempo lleva enseñando a los más pequeños (desde el año 2000) es Ada Parellada, que ofrece los sábados un taller llamado Patacutxi en Semproniana (Rosselló, 148).