chaquetillas deportivas

'Correcineros'

Numerosos chefs como Paco Roncero, David Muñoz, Romain Fornell y Quique Dacosta se entregan a la vida saludable practicando 'running' y participando en carreras

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FERRAN IMEDIO / BARCELONA

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Y al salir de la cocina, se pusieron a correr. Literalmente. Y no pocos. Porque la fiebre del 'running' ha llegado al gremio de los cocineros, que se calzan zapatillas para salir a liberar tensiones tras largas jornadas de trabajo. Paco Roncero, David Muñoz, Quique Dacosta, Romain Fornell... Y eso los que apuestan por dar zancadas, porque los hay que se esfuerzan en los gimnasios, como Jordi Cruz y Ramon Freixa, o los que van en bici, como Joan Roca y Nandu Jubany.

Resultado: las típicas figuras orondas del gremio están desapareciendo a marchas forzadas. Menos barrigas y más abdominales. Y, de rebote, platos, cartas y menús más ligeros y saludables que hace unos años.

Pese a que apenas salen de los fogones, los cocineros son permeables a las modas de la sociedad en la que viven. Y la del running les ha llegado también a ellos. En muchos casos, sin embargo, los que más se visten de corto habían practicado bastante deporte de jóvenes. Muñoz jugó en las categorías inferiores del Atlético, Fornell practicó rugbi a gran nivel, Dacosta le daba a la raqueta, Roncero «era más de hacer deporte que de estudiar»...

Hay muchos motivos de peso, además de la moda para salir a correr. La salud física y mental es uno de ellos. «Podía haberme dado por pintar o escribir un libro, pero me puse a correr. Comencé en el 2009 porque mi vida se basaba solo en trabajar y había cogido sobrepeso, pero no lo hice por estética sino porque sentía un vacío interior enorme y si no hacía algo iba a petar», admite Roncero (La Terraza del Casino de Madrid, dos estrella Michelin), que creó «una especie de club», el Running Chefs, con colegas como Óscar Velasco, Mario Sandoval, Pedro Olmedo, Joaquín Felipe, José Luis Estevan...

El poco descanso les hace más proclives a las lesiones. Roncero, por ejemplo, llegó con los isquiotibiales medio rotos al último maratón de Nueva York, y aún así hizo un tiempo de 3.47 horas. «Estaba para hacer 3.30». Se ha pasado al triatlón porque si se lesiona una pierna puede seguir entrenando otras partes del cuerpo. Ya ha hecho varios triatlones olímpicos y dos medios iron man, y se preparó para el durísimo iron man de Lanzarote (3,9 kilómetros a nado, 180 en bici y un maratón), pero se lesionó. Va a volver a intentarlo. Y mientras tanto, afrontará este año el reto de correr los maratones de Londres, Chicago y Nueva York. «A ver si llego».

ENTRENAMIENTOS NOCTURNOS

También corrió lesionado en la ciudad de los rascacielos Quique Dacosta, un chef con tres estrellas Michelin «enganchado al deporte» que se prometió que solo haría un maratón por aquello de vivirlo («fue terrorífico»), y ya se ha liado a prepararse para el de Valencia. «En verano corro de noche porque es cuando puedo; además, las temperaturas son más soportables. Pero como Dénia es pequeñita a menudo voy por lugares sin luz, así que acabo yendo por la playa», cuenta el extremeño, que recuerda al pastelero Paco Torreblanca como el primero que hace años le habló de salir a correr.

Dacosta, que cuando viaja elige los hoteles con gimnasio y zonas cercanas para correr, ha tomado parte en dos medias maratones y dos ediciones de la 15K Nocturna de Valencia. David Muñoz también es ave nocturna. Sale a correr cuando acaba el servicio en Diverxo, con tres estrellas Michelin. No falta a su entrenamiento diario y acude a citas como la San Silvestre vallecana.

Esa vida sana se traslada a la manera de cocinar, ahora mucho más saludable. «Hay conciencia de querer cuidarse -explica Dacosta, que ha empezado la temporada de su restaurante este miércoles-. En nuestro caso comemos muchísimo para probar lo que cocinamos y estamos en un escenario que es un parque temático de la alimentación porque lo más apetecible está en nuestras cocinas. Además estamos muchas horas de pie. Hacemos deporte por salud, no por estética. Y lo hemos trasladado a la alta cocina, más ligera y con menos calorías. Lo hacemos así porque así lo sentimos».

Lo demuestra Cruz, que colabora en centro deportivo Koa dando su toque gastronómico a las dietas que preparan a los clientes. Y Romain Fornell, que en Catalunya es de los chefs que más corren. Lleva seis maratones de Nueva York. «Seguiré hasta que las piernas me aguanten. Correr es un buen remedio para equilibrar una dieta desequilibrada como la nuestra», razona el responsable de Caelis (una estrella Michelin). Y confirma la tendencia en la alta cocina: «La gente quiere vivir experiencias en los restaurantes y no sentirse pesada al acabar». Ellos, desde luego, tampoco.