Los últimos detalles del proyecto de elbullifoundation

El Bulli abrirá 20 días al año como restaurante

La iniciativa forma parte de la fundación de Adrià, que abrirá en el 2016

Ferran Adrià, ayer, con el arquitecto Enric Ruiz-Geli (izquierda) y Juli Soler, ante la maqueta del nuevo Bulli.

Ferran Adrià, ayer, con el arquitecto Enric Ruiz-Geli (izquierda) y Juli Soler, ante la maqueta del nuevo Bulli.

F. I.
BARCELONA

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el Bulli restaurante cerró para seguir siendo el Bulli. Así lo explica siempre Ferran Adrià para justificar por qué apagó los fogones. Quería seguir estando en la vanguardia de la cocina. Ayer presentó y explicó la fundación que ampara ese cambio, ese triple salto mortal que tendrá como sede un equipamiento de casi 4.400 metros cuadrados en Cala Montjoi: un centro de creatividad que también será un museo y, 20 días al año, un restaurante. «No hay ni habrá nada igual en el mundo», prometió el cocinero, arropado por el conseller Santi Vila. «Aprobaremos un proyecto de ley exprés y ad hoc para convertirlo en bien de interés público. Es un iniciativa de país trascendente», anunció el político, que tiene la oposición de los ecologistas.

Si los planes se cumplen, en marzo del 2016 se inaugurará un complejo que incluirá dos de las tres patas de la fundación: El Bulli 1846 y El Bulli DNA. La tercera, la Bullipedia, estará en un local de 1.500 metros de la calle de Mèxic de Barcelona. El presupuesto para poner todo en marcha es de nueve millones de euros que salen del bolsillo del chef, su socio, Juli Soler, y las familias de ambos. Pese a la inversión, lo donarán todo a la Generalitat para que siga tras su muerte. «Queremos que todo sea transparente. Esto es de todos y hay que pensar a 100, 200 años vista», dijo el genio de L'Hospitalet, que pretende recaudar 100 millones en las próximas décadas para que la fundación tenga fondos propios (se calcula que el presupuesto anual será de entre 1 y 1,5 millones).

Los visitantes de Cala Montjoi descubrirán el legado que dejó el mejor restaurante de la historia (documentos, objetos) y verán trabajar a los 30-40 creativos que habrán sido seleccionados cada año. Las creaciones de los cracks se irán colgando en internet durante los ocho meses que estarán trabajando. Al final de temporada, durante 20 días, se probarán; el Bulli volverá a ser un restaurante. La mitad de las mesas serán de pago para nutrir de fondos a la fundación y la otra se sorteará por internet. También habrá algunas «cenas experimentales para buscar los límites».

INTERACTIVO / Será un espacio interactivo; el público podrá dirigirse a los cocineros y al personal del centro. La tecnología estará presente en el recorrido, que durará unas dos horas; aplicaciones para móviles, gafas inteligentes... «Será la primera exposición sobre el proceso creativo y su eficiencia», explicó Adrià. 

Hay ideas aún por definir. «Paciencia -pidió AdriàSEnD porque es marciano que un restaurante se convierta en fundación». Están escuchando propuestas de las mejores escuelas de negocio del mundo.

Gran parte del edificio que proyecta el arquitecto Enric Ruiz-Geli estará soterrado, respetando el paisaje de bancales, y usará energías limpias. Y habrá un minicampus en la casa de Marketta Schilling, la alemana que junto con su marido abrió en los 60 el bar con minigolf que se convirtió en mito de la gastronomía y, en breve, en «algo único». Palabra de Ferran Adrià.

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