copas con gran relación calidad-precio

Buenos vinos baratos

Dos guías prescriben botellas de calidad por menos de 15 euros

FERRAN IMEDIO / BARCELONA

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Quien no compra vino porque cree que es caro en realidad se ha dejado seducir por el tópico. O no le han sabido explicar bien la oferta, tan variada en sabores y aromas como en precios. Es gente a la que nadie le ha sabido explicar dónde comprar buenos vinos a precios de derribo. Un déficit que suelen cubrir guías como las dos últimas que han sido editadas: Los 100 mejores vinos por menos de 10 euros, de Alicia Estrada (Geoplaneta) y Los supervinos 2015, de Joan C. Martín (Las guías del lince).

La primera obra busca botellas elaboradas en bodegas no muy conocidas mientras que la segunda que obra la segunda obra recoge 134 referencias por menos de 6,99 euros y 16 por menos de 14,99 que se pueden encontrar en supermercados. Todos ellos, buenos, bonitos (la mayoría) y baratos.

Estrada está convencida de que algunos vinos de 10 euros pueden ser tan buenos como algunos de 100. «Sin generalizar, pero así es. Lo vemos en muchas catas a ciegas con profesionales», sostiene la experta, que explica por qué un vino es caro o barato, más allá de la calidad que atesore. «Hay cuestiones objetivas: si la viña es vieja produce menos pero con mayor calidad, o si la vendimia se hace a mano, lo que encarece el producto. Lo mismo pasa si se hace una gran inversión en mercadotecnia, si se ha fichado a un diseñador de renombre para las etiquetas, si la red de distribución es larga y llega incluso a EEUU...».

Estrada recuerda casos de vinos baratos que han sido bendecidos por la guía de Robert Parker, el gurú mundial de la materia, como Pruno, un Ribera del Duero que cosechó más de 90 puntos (a partir de esa nota es considerado excelente). «Se vendieron todas las existencias en cuestión de días. No se podía encontrar en ninguna parte», recuerda.

DIVERSIDAD

Martín reivindica la «extraordinaria calidad» y, sobre todo, la «diversidad» de los vinos españoles, «algo que han hecho muy bien en Francia e Italia». El hecho de que se vendan tantos vinos en un supermercado viene de poco tiempo antes de la crisis que estalló a finales del 2007, cuando las cadenas empezaron a ampliar su oferta. Hoy en día, los lineales están llenos de botellas, lo que alimenta la competencia entre los bodegueros y, en consecuencia, ha hecho bajar los precios. Y, de paso, ha roto la barrera de que en este tipo de establecimientos se vende vino de poca calidad.

Por eso, ante tal variedad (crianzas, reservas, gran reservas, denominaciones de origen, tintos, blancos, rosados, espumosos...), aparecen las guías, porque no todo son buenos vinos... y baratos.