FIGURAS QUE NO MUERDEN
El zoo de las monas
Animales de todas las especies copan las creaciones de Pascua
El chocolate va más allá de las temporadas salvo cuando llega la Pascua. Entonces deja de ser la tableta y muda en huevo, icono de estas fiestas y, de un tiempo a esta parte, también en formas humanas y, sobre todo, animales. Algunas son piezas de coleccionista. Parece una evolución lógica: del tradicional huevo de Pascua al pollito, la gallina y, de ahí, poco a poco, a la granja entera. Algunas pastelerías acaban siendo por estas fechas auténticos zoos comestibles.
¿Por qué esta fiebre por los animales? «Todo comenzó con el huevo; se pasó a las casitas; más tarde, a los animales, luego a las figuras abstractas. Ahora han vuelto los animales porque las técnicas actuales permiten colorear las piezas, lo que les da mucho realismo», resume Raúl Bernal, mejor maestro chocolatero de España en el 2011 y chef pastelero de la fábrica Chocovic (crean piezas para pastelerías de toda España).
Christian Escribà, el pastelero más animal de la ciudad, se ha inspirado en El planeta de los simios para unas de sus creaciones. Escribà, que ha parido en temporadas pasadas ciempiés, cangrejos y cobras, tiene ahora en catálogo leones, tigres, tortugas, jirafas, oso panda, elefantes y hipopótamos (atención, estos dos últimos, barnizado con pintura de terciopelo de chocolate)... Y como gran, enorme reclamo en el escaparate de Gran Via de les Corts Catalanes, 546 (ha abierto un moderno local en la Illa Diagonal), este año exhibe un gorila que mide 1,8 metros y pesa 150 kilos (se apoya sobre los brazos pero si estuviera erguido alcanzaría 2,7 metros de altura). «Los niños se lo quedan mirando cagados de miedo porque tiene una cara de mala hostia...», se ríe este especialista en bichos gigantes, como un osito para Tous (de seis metros de altura y hecho con 40.000 bombones de trufa negra) y la mascota de merengue de El Bulli (1,8 metros de longitud y 1,5 de altura). El gorila era uno de los animales que había exhibido en agosto pasado en la feria Fantasía, en Singapur. «Llevamos un elefante y una jirafa, pero la gente flipó con el gorila», recuerda el pastelero.
Mey Hofmann ha convertido su gallina en un emblema por estas fechas. En vista del éxito, fue añadiendo año tras año vacas (con hierba verde que en realidad es chocolate blanco), ovejas, jirafas, gusano, perros y un dinosaurio que sale del huevo... Todos ellos a partir de huevos de chocolate que se ensamblan de distintas maneras para lograr las formas buscadas. «Cada año aumentamos nuestro zoo. No tenemos más remedio que ampliarlo porque a los niños les encantan los animales, mucho más que las casitas de chocolate», explica la cocinera.
Otro crack, Oriol Balaguer, ha hecho elefantes, vacas, ratoncitos... Y en el catálogo de Chocolat Factory, con más de 40 monas, no faltan pingüinos, además de cerdos, ovejas, ranas, conejos, gallinas que ha montado Jordi Farrés.
Este año, las monas son animales, pero no muerden; deben ser mordidos, comidos, disfrutados.
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