LA PROTAGONISTA DEL 'DOCTOR ZHIVAGO', EN LA SETMANA DE POESIA

Una «vesprada» con Julie Christie

La actriz recita siete poemas en la «ondulante» Pedrera

Julie Christie y, al fondo, Marta Pessarrodona, anoche en el auditorio de la Pedrera.

Julie Christie y, al fondo, Marta Pessarrodona, anoche en el auditorio de la Pedrera.

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Cuando Al Pacino dijo de ella que era «la más poética de las actrices» seguramente estaba pensando más en el aura de Julie Christie que en la pasión por la lectura que le ha llevado a la Pedrera para recitar, mano a mano con Marta Pessarrodona, siete de sus poemas preferidos, uno de los platos fuertes de la Setmana de la Poesia de Barcelona. Aunque han hecho falta algunas coincidencias más para que la Lara de Doctor Zhivago, la Gertrude del Hamlet de Kenneth Branagh, la ganadora de un Oscar por Darling, subiera al escenario y saludara a la audiencia barcelonesa con un «Bona vesprada», en un valenciano de acento muy británico.

Julie Christie y su pareja desde hace 35 años, tras dejar atrás idilios con Terence Stamp Warren Beatty, el veterano periodista de The Guardian Duncan Campbell, pasan desde hace años gran parte del año en un discreto retiro en L'Atzúbia, un pueblo de 700 habitantes en el interior de la Marina Alta (Alicante). Que el exdirector de la Tate Modern Vicent Todolí (que ahora produce aceite artesanal en esas sierras) fuera amigo común de Christie y Campbell y de la poeta valenciana Àngels Gregori, ganadora de los Jocs Florals de Barcelona en el 2013 y organizadora del vigoroso festival Poefesta en la cercana localidad de Oliva, hizo posible una sorpresa. Que, el año pasado, Christie cerrase ese festival en la comarca de La Safor recitando tres poemas de W. H. Auden junto con la poeta Marta Pessarrodona, que leyó sus traducciones al catalán.

Gregori se propuso repetir la experiencia, pero trasladándola a Barcelona. Y después de un año de encuentros de Christie con la poeta valenciana y con Pessarrodona, fueron eligiendo los poemas que ella leería en inglés, con la catalana poniendo voz a sus traducciones, tan aplaudidas hoy como las versiones originales. Todo un reto, para el que se requiere algo más que audacia, el de subir al escenario al lado de una actriz que a sus 76 años conserva toda su magia y elegancia y darle la réplica después de escuchar cómo sonaban la despedida de  W. H. Auden tras la muerte de W. B. Yeats (follow, poet, follow right / to the bottom of the night) y el tajante parad todos los relojes del mismo Auden (stop of the clocks, cut off the telephone, / prevent the dog from barking with a juicy bone), o cómo lograba que, efectivamente, las vocales se elevasen en el aire pausadamente como globos (The clear vowels rise like balloons) en el verso final de la Morning Song de Sylvia Plath. Y eso que Christie, dedicada en la última década a defender causas como el cierre de Guantánamo, la solidaridad con Palestina o los derechos de los animales, hace años que dosifica sus trabajos debido a la inseguridad que le provocar el hecho de padecer una extraña forma de pérdida la memoria, la amnesia autobiográfica.

Una hora de recital, con el piano de Xavier Lloses en los interludios entre poema y poema, ha pasado rápido, y solo ha permitido incluir siete piezas en el repertorio. Las fúnebres Threnody de Dorothy Parker, In memory of W. B. Yeats y Funeral blues de W. H. Auden, la salaz High Windows de Philip Larkin, la espiritual The Journey of the Magi de T. S. Eliot, la inquietantemente maternal Morning Song de Sylvia Plath y un poema, este sí, propio de una pareja de maduros expatriados británicos apaciblemente retirados en España: Last words for a dumb friend, el epitafio a un gato de Thomas Hardy.