El ÚLTIMO DE LOS MAESTROS DE LA ALTA COSTURA

El Thyssen se viste con la elegancia de Givenchy

El centro dedica una retrospectiva al modisto que sedujo a Audrey Hepburn

DETALLES 3 De arriba a abajo, Givenchy, en su taller; unos modelos expuestos; y el modisto y Audrey Hepburn. Sobre estas líneas, el vestido que lució Jackie Kennedy en París. En la imagen silueteada, el traje de Hepburn en 'Desayuno con diamantes'.

DETALLES 3 De arriba a abajo, Givenchy, en su taller; unos modelos expuestos; y el modisto y Audrey Hepburn. Sobre estas líneas, el vestido que lució Jackie Kennedy en París. En la imagen silueteada, el traje de Hepburn en 'Desayuno con diamantes'.

NATÀLIA FARRÉ / MADRID

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En 1961, en su primer viaje a Francia como esposa del presidente de EEUU, Jacqueline Kennedy sedujo al mismísimo Charles De Gaulle con el traje de satén crudo con el que se atavió para asistir a la cena en la que el presidente francés homenajeó a su homólogo norteamericano en el Palacio de Versalles. Y ese mismo año, Audrey Hepburn cautivó al mundo entero luciendo su inolvidable vestido negro de tubo en la no menos inolvidable Desayuno con diamantes. Ambos diseños llevaban la firma de uno de los creadores esenciales del siglo XX: Hubert de Givenchy. La misma firma que lucen ahora el centenar de vestidos que llenan, hasta el 18 de enero, las salas del Museu Thyssen de Madrid en la que es la primera retrospectiva que se le dedica al considerado  maestro de la elegancia y la sencillez.

Que su debut expositivo sea en España no sorprende cuando se conoce la devoción del diseñador francés por Cristóbal Balenciaga -su «Dios», afirma-, del que recibió numerosos consejos, clases y clientas. Algo que Givenchy le agradeció impulsando la fundación y el museo que llevan el nombre del maestro de Guetaria. Y que su primera muestra sea en un museo de arte tampoco es extraño, pues la pintura va intrínsecamente ligada a la vida y a la obra de Givenchy; no en vano sus creaciones son deudoras de las vanguardias del siglo XX y una de sus pasiones es coleccionar telas de los siglos XVII y XVIII. De manera que en la muestra, sus diseños dialogan con naturalidad con piezas de Miró, Delaunay, Rothko, Zurbarán y Sargent. 

Y aunque 1961 fue un gran año para la Maison Givenchy, el modisto -que abrió en 1952 su propio atelier  después de aprender con Robert Piguet Lucien Lelong, trabajar para Elsa Schiaparelli y rechazar una oferta de Christian Dior- por entonces ya llevaba más de un éxito a sus espaldas. Entre ellos, la célebre blusa Bettina, bautizada así en honor de Bettina Grazziani, colaboradora desde el primer día de Givenchy y una de las modelos más bellas de la época. Y también un Oscar, en 1954, por  el vestuario que Audrey Hepburn lució en Sabrina, la primera de las películas en las que Givenchy vistió a la actriz.

Iconos de la moda

Hubo muchas más: Una cara de ángelHistoria de una monja,  Charada... La relación entre ambos empezó en 1953 y se prolongó hasta la muerte de la intérprete, y fue tan intensa y fructífera que no se puede hablar del uno sin nombrar al otro. Hepburn se refería al modisto como «un creador de personalidad» y Givenchy  a la intérprete como «un regalo desde lo más alto». Pero aunque la protagonista de Desayuno con diamantes fue su gran musa y amiga, hubo otros iconos de la moda del siglo XX que se pirraron por sus piezas, como la ya citada Jacqueline Kennedy, la Duquesa de Windsor y Grace Kelly.

De todo ello habla la muestra, comisariada por Eloy Martínez de la Pera, que repasa la trayectoria de este mago de la elegancia nacido en 1927 en el seno de una familia aristocrática. La última leyenda viva de la alta costura a la que el mundo de la moda define como un gentleman y a quien Vogue describe como una estrella de cine.