EL PROTAGONISTA DE 'GIGANTE' REVELÓ SU ENFERMEDAD DOS MESES ANTES DE MORIR

Rock Hudson, el galán de Hollywood de los 50

El actor falleció hace tres décadas, víctima del sida, a los 59 años

El actor ocultó su homosexualidad y encandiló durante lustros al público femenino.

El actor ocultó su homosexualidad y encandiló durante lustros al público femenino.

QUIM CASAS / BARCELONA

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Rock Hudson no aparece citado en Hollywood Babilonia, la biblia negra de la meca del cine escrita por Kenneth Anger entre 1975 y 1984. Podría haber sido incluido. Hudson, uno de los grandes galanes del cine estadounidense de los 50, falleció el 2 de octubre de 1985. Hoy se cumplen 30 años y justo es recordarlo por lo que significó, como actor y como icono de la última era clásica de Hollywood, ya que en el momento de su muerte se estuvo más atento a su homosexualidad y a la causa del fallecimiento, el sida.

 Hudson copó portadas por haber desvelado su orientación sexual y encubrir que había contraído el sida durante la filmación del culebrón televisivo Dinastía. De haber publicado un año después el segundo volumen de su libro, Anger, sin duda, se hubiera hecho eco de ello. Cuando su compañera de rodaje, Linda Evans, puso el grito en el cielo porque lo había besado en la boca sin saber de su enfermedad, la prensa amarilla se cebó con el que durante tantos años encandiló al público femenino con su tupé engominado.

UNA GRAN PRESENCIA / Eran otros tiempos y todo resultaba confuso en cuanto a la transmisión del virus de la inmunodeficiencia adquirida. Cuando el intérprete declaró tener el sida, dos meses antes de fallecer, se convirtió en un héroe y en uno de tantos rostros famosos castigados por la intolerancia. Hudson acabó como víctima de su propia imagen, pero en los años 50 supo modelar, sobre todo en los filmes que hizo a las órdenes de Douglas Sirk, un tipo de personaje simple y atractivo con el que superó sus límites interpretativos. No fue un gran actor, pero tuvo una gran presencia.

Nacido como Roy Harold Scherer en 1925, debutó en el cine en 1948 con el filme bélico Fighter squadron. Superado el periodo de aprendizaje, en el que le tocó lidiar con personajes exóticos en wésterns y filmes de aventuras árabes (Winchester 73, El halcón del desierto, La espada de Damasco), Hudson se hizo un importante hueco en la productora Universal. Apareció en otras películas del Oeste como Horizontes lejanos, Horizontes del Oeste, Historia de un condenado Fiebre de venganza, hasta que en 1954 Douglas Sirk lo convirtió en protagonista de casi todos sus melodramas.

Obsesión, Orgullo de raza, Solo el cielo lo sabe, Himno de batalla, Escrito sobre el viento y Ángeles sin brillo, rodadas por Sirk entre 1954 y 1957, lo entronizaron como galán de dramas más severos que románticos. Si en el wéstern resultaba un actor poco dúctil, en el melodrama desarrolló sus mejores recursos. La escondida homosexualidad del actor contrastaba con los personajes de galán heterosexual bajo los que siempre latía una pulsión ambigua. Todd Haynes se haría eco de todo ello en Lejos del cielo (2002), un filme que hace visible todo lo que Sirk Hudson sugerían.

Su popularidad aún aumentó más cuando formó pareja con Doris Day en comedias almibaradas pero al mismo tiempo cínicas como Confidencias a medianoche o Pijama para dos, exponentes de las denominadas sex comedys. Entremedio, protagonizó el gran filme-río de la época, Gigante (1956). Siguió muy activo hasta poco antes de su muerte, aunque fue en la televisión, con McMillan y esposa (1971-1977), donde recuperó la popularidad perdida.