Éxito sin predecentes en Barcelona

Récord de risas

Los Morancos venden las 24.000 entradas de su 'show' en el Apolo

César Cadaval (con EL PERIÓDICO) y su hermano Jorge, en la fuente de Canaletes, el pasado jueves.

César Cadaval (con EL PERIÓDICO) y su hermano Jorge, en la fuente de Canaletes, el pasado jueves.

FERRAN IMEDIO
BARCELONA

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Una charla con Los Morancos que iba camino de acabar en un mar de lamentos (la maldita crisis ha dejado en paro a uno de sus hermanos) puede convertirse de golpe en una escena de neorrealismo sevillano cuandoJorge Cadaval coge el teléfono y al otro lado de la línea se poneJorge Javier Vázquez,cuyo libro estaba elogiando el humorista entre plato y plato durante una comida en petit comité en un hotel de las Ramblas. «De verdad te lo digo,Jorge Javier. Me ha encantado descubrirte, y el cariño que le profesabas a tu padre…». La charla durará 10 minutos.

Con esa naturalidad llevan el día a día la pareja de cómicos que acaba de aterrizar en Barcelona con el espectáculoEn positivo, unshownuevo que antes de llegar al Apolo, el pasado jueves, ya ha marcado un récord: vendieron las 24.000 entradas disponibles. Estarán hasta el 17 de marzo. El éxito les ha empujado a volver en noviembre, ya que el 4 de abril irán a Madrid, donde ya han colocado 15.000 billetes. El cartel de agotado también lo habían colgado en Sevilla, donde iniciaron la gira (15.000 en cinco funciones), y en Valencia. Risas de récord.

¿Cuál es el secreto de su éxito? «Primero, el precio de las entradas

-se sincera su hermanoCésar-. Y segundo, que la gente tiene ganas de reír». Dicen los Morancos que se trata de ver el vaso medio lleno, que hay que tomarse las cosas con humor (es la moraleja delshow, en queCésaranima a unJorgedeprimido por lo que ve a su alrededor).

UN GAG SOBRE LA CACERÍA DEL REY / Uno de los gags del espectáculo recuerda la cacería del reyJuan Carlosen Botsuana y dura 20 minutos. Ellos saben que reciben críticas por no hacer humor «intelectual». Y así las responden: «Me da igual la etiqueta. Nosotros somos auténticos, somos hijos de trabajadores normales, hacemos vida normal, con nuestros amigos, y la gente lo palpa», comienzaJorge.«Los primeros que nos lo pasamos bien haciendo nuestro trabajo somos nosotros, como los ginecólogos», terciaCésar. «Lo que hacemos le gusta a la gente; le ves hasta la última muela. Llevamos 33 años, por algo será. Gustamos a pijas, pijas y al pueblo llano. A la abuela, al padre y al hijo», concluye su hermano.

Durante su estancia en Barcelona no harán mucho turismo. La foto de Canaletes fue una concesión cara a la galería, aunqueKen, marido de deJorge,que estuvo presente en la cita, no sabía que quien bebía volvía a la ciudad y le faltó tiempo para echar un trago. Conocen de sobras una ciudad a la que han venido casi cada año siendo niños porque su madre «és nascuda al Poble Sec» (trabajaba en el bar del Romea cuando conoció a su futuro marido, un sevillano que era agente deAntonio Machíny andaba de gira por la ciudad). «Es un lugar maravilloso. Iremos a ver cine, exposiciones, a comer bien, leeremos algún libro… Y a pasear por la ciudad, claro. Hay un rincón que me encanta: las dos columnas de la época romana que aún quedan en pie en el Gòtic», avanzaJorgeen catalán, idioma que maneja con soltura y que aprendió escuchando hablar a su madre y a su abuela,«que és nascuda a La Torre de l'Espanyol, Tarragona». Un idioma que seguirán escuchando también en noviembre.