CARA Y CRUZ EN LA VÍSPERA DE LOS PREMIOS PRÍNCIPE DE ASTURIAS

Peineta de Gehry, guiño de Quino

El arquitecto Frank Gehry y su 'peineta'. A la derecha Quino acaricia la estatua de su hija Mafalda.

El arquitecto Frank Gehry y su 'peineta'. A la derecha Quino acaricia la estatua de su hija Mafalda.

EL PERIÓDICO / BARCELONA

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Oviedo es esta semana un hervidero de medios de comunicación persiguiendo a todos los premiados que hoy recibirán los Premios Príncipe de Asturias con toda la pompa del Principado. Ayer la estampa tuvo una cara y una cruz. La cara, amable y tierna, la representó el creador de Mafalda, el dibujante argentino Quino (Mendoza, Argentina, 1932). La cruz, en cambio, airada, la protagonizó el arquitecto Frank Gehry (Toronto, Canadá, 1929), autor del Museo Guggenheim de Bilbao y ganador entre otros galardones del prestigioso Pritzker.

En rueda de prensa, preguntado por qué opinaba de aquellos que consideran que sus obras no pasan de ser arquitectura espectáculo, Gehry fue gestualmente explícito respondiendo enfadado con una peineta. El artista también se despachó a gusto al afirmar que «en el mundo en que vivimos, el 98% de los edificios que se hacen son pura mierda, son malditos edificios sin sensación ni sentido del diseño ni respeto por la humanidad». Gehry, que recibirá el Premio Príncipe de las Artes como autor de una «obra virtuosa e innovadora», había llegado minutos antes a Oviedo, donde se marcó unos pases de baile al ritmo de las gaitas que le recibieron en el Hotel de la Reconquista. Sin embargo, las primeras preguntas de los periodistas no le sentaron bien. «Me ha pillado descolocado y tuve esa reacción», se disculpó después achacándola al aturdimiento provocado por el viaje.

Gehry también pidió que le dejasen hacer en paz su trabajo, puntualizó que él no pide a nadie que le contrate y que no tiene publicistas ni agentes y añadió que solo hace lo que le piden clientes que sienten respeto por el arte al que se dedica. Y concluyó que hay muy poca gente capaz de hacer actualmente algo relevante en arquitectura y que solo, de vez en cuando, «algunas personas hacen algo especial».

En cambio la sonrisa y la ternura de un padre a su hija congregó a una multitud en un parque de Oviedo, ante un estanque de patos. Joaquín Salvador Lavado, Quino, acarició y posó con una estatua de 80 centímetros, réplica de la existente en Buenos Aires, de su icónica creación, la inconformista y perspicaz Mafalda, que acaba de cumplir 50 años. Quino recibirá el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.