UN ÉXITO ACUNADO EN LAS REDES SOCIALES

Nyno Vargas, rimas contra tópicos raciales

El rapero gitano se convierte en una estrella del rap y el reggaetón

Nyno Vargas, en una imagen promocional.

Nyno Vargas, en una imagen promocional.

LUIS TROQUEL / BARCELONA

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Sus firmas de discos convocan colas inacabables. Le siguen en las redes sociales por centenares de miles y sus vídeos sobrepasan los 100 millones de reproducciones en Youtube. Se llama Nyno Vargas y tiene 23 años. Orgulloso de ser de barrio: Las 613, en Burjassot, al lado de Valencia. Gitano de ojos azules, musculado, y estrella del rap y el reggaetón. Contadas apariciones televisivas (sobre todo una en Palabra de gitano) propulsaron su popularidad y, esta semana, su primer disco, El efecto Nyno

La entrevista se desarrolla al más puro estilo hip hop. El encuentro tiene lugar en las oficinas de su discográfica. Al llegar, Nyno Vargas está tumbado en un sofá, hablando con el móvil. «Perdona la postura», se disculpa, «pero vengo destrozado de tanta promoción». Le digo que por mí no es necesario que se incorpore y me toma la palabra. Y así, como en el diván del psicoanalista, empezamos a hablar de su adolescencia…

El MP3 que le cambió la vida

Mucho se ha escrito en las redes sobre un mp3 que le quitó a un chico en un parque y le cambió la vida. «Ese mp3 me perseguirá siempre», contesta riendo. «Tampoco es que se lo quitara a punta de navaja, simplemente, le pedí que me lo dejara ver y me lo llevé. De camino a casa escuché lo que había y descubrí el rap, ya que hasta entonces yo solo oía a Camarón». Todavía ahora en sus conciertos canta fragmentos del Soy gitano sobre bases electrónicas. Ayer actuaba en el madrileño Palacio Vistalegre y el próximo 20 de diciembre presenta El efecto Nyno en Razzmatazz.

El disco era en realidad una maqueta difundida por él mismo, ahora ampliada, regrabada en mejores condiciones y lanzada por una multinacional. «Cuando empecé, hace siete u ocho años, nos pasábamos las canciones por infrarrojos o Bluetooth, porque aún no había Whatsap. Entonces era la única manera de distribuirlas». De boca en boca, de móvil en móvil, fue haciéndose un sitio junto al DJ y productor hondureño Edgardo Chávez. «Íbamos al mismo instituto, pero al principio no éramos amigos. Al contrario, yo más bien me metía con él. Hasta que un día me empezó a increpar rapeando y yo le repliqué también rimando, al más puro estilo batalla de gallos».

Dejó pronto los estudios para dedicarse a la venta ambulante junto a su familia, una actividad que también tuvo que dejar cuando su fama se empezó a disparar. Cinco minutos en el programa Callejeros fueron el detonante. Y mucha más repercusión tendría, hace dos años, su aparición en Palabra de gitano. Ha salido también en Gipsy Kings y Hermano mayor, pero no ha caído en la tentación de intervenir en ningún reality show. Y eso que propuestas no le han faltado. «Respeto este tipo de programas, pero para mí no son. Si fuera sería solo como invitado, a mostrar mi música», asegura.

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