La reina de las chiribitas

A mediados del siglo XX se impuso un polivalente modelo de estrella difícil de clasificar: actrices que además eran cantantes (o viceversa), que tanto podían ejercer de folclóricas como vedetes o divas aperturistas, que tanto se prodigaban en el cine como en el teatro y las varietés, que tanto grababan discos como salían en películas sin necesidad de cantar... Y que con el paso de las décadas se irían adaptando a los nuevos modelos de televisión.

De todas ellas, Marujita Díaz fue quizás la que más cultivó su vis cómica. De hecho, todavía más que un papel, una canción o una relación amorosa, era famosa por sus malabarismos oculares. Chiribitas con los ojos se decía que hacía, aunque por lo visto el término científico de tan rara habilidad es nistagmo: un movimiento circular involuntario del que ella disponía a su antojo para asombro de propios y extraños.

Bautizada María del Dulce Nombre Díaz Ruiz. Nació en Sevilla, en el barrio de Triana, y murió ayer en Madrid a la edad de 83 años. Inesperadamente, por una parada cardiorrespiratoria; ya que hacía cuatro años que había superado el cáncer que le diagnosticaron en el 2005. Creció entre bambalinas. Su padre era tramoyista y debutó a los 6 años en una obra de teatro infantil. Con 13 era ya la primera figura del espectáculo itinerante 'Galas Juveniles' y a los 16 hizo su primer papelito en el cine, en la película La Cigarra con Imperio Argentina y a las órdenes de Florián Rey. En los siguientes dos años aparecería en siete largometrajes más, y tras salir en la emblemática Surcos logró que le diesen, por fin, un personaje de peso argumental en Una cubana en España. ¡Quién le iba a decir entonces que para la generación de sus nietos sería la mujer que trajo de Cuba a Dinio!

En los albores del siglo XXI, sus amoríos y rupturas con él marcaron un hito del entretenimiento televisivo menos edificante. Marujita Díaz se movía como pez en el agua en este tipo de programas. Se valió de sus dotes de actriz para afirmar y desmentir lo que hiciera falta, aunque en alguna ocasión la cosa se le escapara de las manos: como en aquella desenfrenada travesía en barco que le costó a su gran amigo José Manuel Parada su cargo al frente de Cine de Barrio. Con Dinio las tuvo de todos los colores, pero hace dos años se reconciliaron a lo grande en el plató de Sálvame Deluxe.

Aún más repercusión pública tuvieron en su día sus dos rutilantes y breves matrimonios. Estuvo casada tres años con Espartaco Santoni, y acto seguido, protagonizó en 1964 un enlace de alto copete con el mismísimo Antonio Gades. Luis Escobar y Lucía Bosé fueron los padrinos, pero a los 20 meses se separaron y ella tiempo después lograría la nulidad.

MUJER BANDERA

Fue mujer bandera en toda la amplitud de la expresión: dando nueva vida a pasodobles como Soldadito español y La banderita con modelitos que entonces rozaban lo escandaloso. Fue también, sin duda, una gran figura del espectáculo, aunque no alcanzara el estatus de sus amigas Carmen Sevilla y Sara Montiel. Siguiendo los pasos de esta, se apuntó al revival del cuplé. Cantó también tangos y protagonizó Abuelita Charlestón. Fue presentadora del programa Música y Estrellas a mediados de los 70, cuando proclamaba de sí misma: «Yo soy diva porque la gente me ha hecho así».