Shaila Dúrcal

De Miami a Diagonal Mar

La hija pequeña de Rocío Dúrcal da un girode guion: se instala en Barcelona, participaen 'Tu cara me suena' y lanza un disco pop

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LUIS TROQUEL

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Desde el minuto cero la entrevista se convierte en distendida charla. Como si nos conociéramos de toda la vida. Ella viene acompañada por su marido, el productor y compositor Dorio Ferreira. Juntos, con la ayuda de otros colaboradores, han escrito el repertorio del nuevo disco de Shaila Dúrcal. Y juntos se acaban de instalar en Barcelona hace escasas semanas, en una zona cercana a Diagonal Mar. Aún con un pie en su casa de Miami, pero más establecidos ya aquí que en ningún otro sitio.

Al recibir la oferta de formar parte del jurado de la cuarta temporada del concurso Tu cara me suena, Shaila decidió regresar a Madrid y Dorio insistió en que, ya que el programa se rueda en Barcelona, mejor iniciar una nueva vida en todos los sentidos. «Nos gusta renovarnos constantemente. Somos nómadas del viento», afirma Shaila Dúrcal. De casta les viene. Su marido es mexicano, hijo de un reconocido músico brasileño. Ella es la hija menor de la española más querida en México, Rocío Dúrcal, y de Antonio Morales Junior; filipino afincado desde adolescente en España. Dos estrellas de la canción cuya prematura desaparición no ha extinguido su luz.

Shaila debutó en México y ha hecho prácticamente toda su carrera al otro lado del charco, con varias nominaciones tanto a los Grammy latinos como a los genuinos. En España casi se la ve más como una artista americana. ¿Y en México la ven como española? «No es que me vean como de una cultura en concreto. Allí mi madre fue aceptada a un nivel familiar. No faltaba un disco suyo en prácticamente ninguna casa. La veían como pueden ver a una tía o una prima, y esto me lo traspasaron a mí. Me ven como familia».

Shaila de los Ángeles Morales de las Heras nació en Madrid el 28 de agosto de 1979. Pero si un lugar llama «mi pueblo» es Torrelodones. «Lo amo con todo mi corazón. Me crié como Heidi, en lo alto de la montaña», dice riendo. Al día siguiente de que ella naciera, la familia se instaló allí. Sus padres abandonaban el apartamento que tenían en la Castellana, donde eran vecinos, por cierto, de la cantante Jeanette y donde, entre muchas otras cosas, se celebró el banquete de boda entre el hermano de Junior que sigue al frente de Los Brincos, Miguel Morales, con la actriz Fedra Lorente, la famosa Bombi.

Las fiestas entre famosos eran tan usuales para Shaila como para la mayoría de los niños ir al chiquipark. «Recuerdo en una ocasión que Luis Miguel me prestó un bañador de leopardo cuando yo tenía solo 4 añitos. Era una fiesta en su casa de Madrid en la que había una piscina estupenda y yo no paraba de llorar porque no tenía bañador». Mucha más relación tendría con los hijos de los entonces recién separados Isabel Preysler y Julio Iglesias. «Chábeli era de la edad de mi hermana,  Julio José y Enrique jugaban más con mi hermano y yo era un poco el patito feo allí. Nos veíamos mucho, pues su abuela era la mejor amiga de mi abuela», recuerda. «Yo soy española y filipina, eso va conmigo a todos lados».

Debut con 11 añosLo de Tu cara me suena se lo deben de haber dicho muchas veces, pues es el rostro de Shaila ha sido siempre la viva imagen de su madre. «Es increíble lo de la genética. Si hablas por teléfono con mi hermana o conmigo, oyes a la misma persona. Mi sobrinita nueva es igual que mi padre en chiquitito». Con el apellido artístico de su progenitora y un disco titulado solo como su nombre propio, debutó en disco hace 11 años y quiso subirse a un escenario desde que tuvo uso de razón. «Tendría no más de 3 años y ya ensayaba en el espejo: los bailes, las caras, la interpretación… De adolescente estaba loca porque me enviaran a una escuela de esas que hay EEUU en las que compaginas tus estudios con la formación artística». Pero sus padres no querían que la familia se dispersara aún más de lo que ya les obligaba su profesión. «Ya no sabía qué hacer para llamar la atención, empecé a sacar malas notas hasta que me dijeron: con 18 acabas los estudios y luego haces lo que te dé la gana». Algo antes, con 17, intervino en la serie En plena forma, haciendo de hija de Alfredo Landa y Kiti Manver. «Y al año siguiente convencí a mi madre para que me llevara con ella y pudiera aprender la profesión».

Al otro lado del charco se reencontraría con una amiga del colegio, Natalia Jiménez, la cantante de La Quinta Estación. «Disfruté muy de cerca su enorme éxito allí, íbamos mucho juntas: dos españolas en México». Como Natalia, Shaila también trabajaría con Armando Ávila, el productor de los últimos discos de Malú. Sin embargo, su debut fue un fiasco comercial. El éxito, clamoroso, le llegaría con su segundo trabajo cantando música tradicional mexicana. Pero no todo le sonreía en la vida. La realización de su sueño artístico coincidió con la enfermedad y muerte de su madre.

Cuitas y 'realities'

Las supuestas cuitas familiares se convirtieron en titulares constantes durante los años siguientes en determinados programas televisivos. Todo un culebrón al que ella procuraba «no prestarle atención». «Mejor pensar en cosas positivas. Mi marido siempre me recuerda una analogía: son dos plantas ¿cuál riego? ¿La de los problemas o la de los proyectos? Riegas la de los proyectos y es la que crece, la otra en algún momento se morirá».

Con Dorio lleva siete años casada, viviendo primero en México DF, luego en Los Ángeles y en Miami, y ahora en Barcelona. Discuten con la misma naturalidad con la que componen juntos. «Nos han propuesto una barbaridad de veces hacer un reality sobre nosotros, por culpa sobre todo de él», dice ella riendo. Llevan tiempo trabajando juntos, pero nunca habían asumido el control creativo hasta tal punto como en este nuevo disco, titulado, sin más, Shaila Dúrcal. En la portada tanto puede parecer una gitana como una diosa azteca y sus canciones muestran su faceta más pop, algunas incluso están cantadas en inglés.

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