PRESENTA SU NUEVA NOVELA

Màxim Huerta: "Soy muy fetichista"

El escritor y periodista publica 'La parte escondida del iceberg', un ejercicio de autoficción ambientado en París

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LUIS MIGUEL MARCO / BARCELONA

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Sentado en el hotel Regina de Barcelona, apurando con la cucharilla un café con leche –"me encanta el dulce"–, el periodista y escritor Màxim Huerta (Utiel, 1971) se dispone a hablar de su sexta novela, que discurre en París y ha titulado 'La parte escondida del iceberg'. (Espasa) Y se relame al pensar en la firma de libros este Sant Jordi. Es lo que tiene ser un rostro televisivo. Tras pasar 11 años a la vera de Ana Rosa Quintana en los platós, ha presentado recientemente 'Destinos de película' en TVE. La faceta literaria de Huerta comenzó en 2012 y desde entonces ha publicado cinco novelas, entre ellas 'La noche soñada', con la que ganó el premio Primavera de Novela en el 2014. 

-¿No se planteó titularla 'Te doy esta novela para que aparezcas'?

-Esa frase se repite como un mantra, sí. Como la de "hace frío". En París nunca hay que tomar decisiones importantes en invierno. 

-París es un estado de ánimo, dice.

-París en este libro es una excusa para narrar otras cosas que están escondidas: los recuerdos. Me apetecía dejar la ficción un poco de lado, porque como dice Enrique Vila-Matas la ficción sodomiza la realidad y la realidad también da buenos escenarios. Por eso he hecho un ejercicio de autoficción. El protagonista soy yo.

-Usted deambulando por París, que es todo lo que uno quiera, pese a los parisinos.

-Sí, la ciudad está siempre preparada para mostrarse perfecta para el viajero, pero el parisino es muy duro y muy orgulloso de su ciudad. La protege como un centinela. 

-¿Ser 'voyeur' es el estado natural de un escritor?

-Todos los escritores estamos obligados a serlo. Yo soy 'voyeur' y es sano: si no miras, no escribes.

-¿Alguna otra inclinación más en su caso? 

-Cuando he tenido en mis manos el libro ya impreso me lo he llevado a pasear a los sitios donde lo escribí en París en plan fetichista, porque soy muy fetichista.

-Dígame, ¿tanto ha sufrido por amor?

-Ese sufrimiento es voluntario. Y bendito el sufrimiento en el amor porque significa que has amado. Aunque tengo amigos que pasan rápido el alivio de luto que decía mi abuela, yo no tengo tanta facilidad de pasar de una relación a otra tan fácilmente. Yo les construyo su tanatorio. 

-A ese antiguo amor no le ha puesto nombre ni rostro.

-Porque quería recuperar la imagen de esos amores que se quedaron ahí, sin que importe tampoco demasiado el género. 

-París es donde se refugia, dice, porque allí no tiene infancia. ¿No guarda un buen recuerdo de esos años?

-Es que no me gustó. Fue un desastre. La infancia es demasiado larga y está demasiado sobrevalorada.

-También el romanticismo de París está sobrevalorado.

-Sí, ha sido casi una imposición histórica. Pero el verdadero París es muy hostil. De visita es maravilloso, pero cuando se vive allí, y yo paso mucho tiempo allí, es complicado.

-El París de Vila Matas y de Hemingway, a los que cita, también son historia. 

-Hemingway escribió 'París era un fiesta', Enrique Vila Matas hizo son ironía su 'París no se acaba nunca' y yo quería jugar a lo mismo y hacer un tirabuzón con mi propio paseo por París. De hecho el título está sacado de Vila Matas. Igual ual que Heminway iba a los cabarets yo voy al Ja ja a emborracharme.

¿Ha sido difícil evitar saltar sin embarrarse por los charcos de los tópicos?

-En esa ciudad hay uno al doblar cada esquina, con el café, la 'baguette' y la torre. Quien quiera hacer un recorrido por cafés parisinos puede llevar mi libro porque los he descrito. 

-¿Ha salido indemne de mirarse a sí mismo?

-Sí. Lo he vivido como una experiencia necesaria y tranquila. Me he quedado relajado. Es la primera novela que he releído al final. Nunca me gusta hacerlo. Me parece absurdo. Como Picasso que decía que supiera cómo iba a acabar el cuadro no lo pintaba.

-También ha recordado sus últimos años en televisión para confesar que no fue muy feliz.

-Lo explico en el libro al referirme a ese camerino número 13 que nadie quería. Me fui después de tantos años porque necesitaba respirar. Me sentía digamos desubicado, desaprovechado, por eso decidí que lo dejaba y que me iba a decicar a otras cosas. 

-Y también le ha hecho un hueco a su idolatrada Bibiana Fernández.

-Es que ella es como la guionista de mi vida. Nosotros nos conocemos desde antes de coincidir en televisión, de otros tiempos. Ella guioniza muy bien la vida. Y podría ser en sí misma una novela estupenda. Hablamos de tantas cosas ella y yo.

-Entonces quedamos en que a los sitios donde uno ha sido feliz o infeliz debería tratar de volver.

-Claro. Debes visitarlos todos y purgarlos con un nuevo amor. La cama no puede quedarse vacía. Hay que llenarla con más cuerpos.