BIOGRAFÍA DE UN CINEASTA AMIGO DE SINATRA Y DAVID LEAN

La fabulosa vida de Perico Vidal

Marcos Ordóñez descubre a un hombre clave del cine americano en España

La portada del libro

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ELENA HEVIA / BARCELONA

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L o más fácil para presentar al ilustre desconocido que es Perico Vidal es revelar que se trata de una especie de Zelig, es decir el hombre en la sombra en los momentos clave de una de las etapas más luminosas del cine español. La de las grandes superproducciones, cuando Orson WellesNicholas RayFrank Sinatra David Lean venían aquí a rodar y arrojaban un foco de glamour a la grisura franquista. En ese ambiente, Vidal fue un hombre especial que escaló el meritoriaje desde el chico para todo -le pusieron junto a Sinatra para que le vigilara las borracheras y lograra que el actor y cantante no faltara a su trabajo por la mañana- hasta llegar a ser ayudante de dirección en La hija de Ryan.

El crítico y escritor Marcos Ordóñez se encontró con el personaje en el trabajo de campo de su biografía sobre los años españoles de Ava Gardner. Todo el mundo le hablaba de él, era el hombre clave. Catalán nacido en París, fanático del jazz  y de las películas, cargado de vitalidad, parecía estar en todas las salsas. Ahora ha recogido su historia en primera persona en Big Time: la gran vida de Perico Vidal (Asteroide) y si esta no fuera verdad cabría pensar que Vidal tuvo mucha imaginación. «Azcona María Asquerino entre muchos otros, me aseguraron que era un tipo de fiar y en nuestros encuentros jamás se daba pote», cuenta Ordóñez .

A saber: Sinatra le presentaba a sus amigos como el hombre que le salvó la vida en España.  Fumó y bebió codo con codo con Robert Mitchum. Welles se confió a él nada más ponerle la vista encima, no en vano Vidal, hijo de familia bien, era uno de esos raros españoles que en los años 50 y 60  hablaban francés y sobre todo inglés a la perfección. Se casó en Las Vegas con una americana con Vadim y Jane Fonda como testigos. Era el hombre  capaz de conseguir 2.000 ratas si un rodaje así lo exigía. Incluso llegó a conectar con un tipo tan esquinado como David Lean, «obsesivo luterano» que le dio una gratificación de  50.000 dólares por su trabajo«Todo eso ocurrió, vi fotos, y una copia enmarcada del cheque, que era mucho dinero entonces y todavía lo sigue siendo», precisa Ordóñez.

«Hay un término, 'saber estar', que le define a la perfección. Brillaba por su don de gentes en las fiestas de alto copete y no desentonaba nada en las populares».  Su hábitat era una brillante burbuja en el más puro franquismo. «Perico decía -cuenta el biógrafo- que él y los suyos, porque nunca hablaba de él fuera del  grupo, vivían en otro mundo, que era el mundo del cine. Cuando Sevilla se podía convertir en la Jordania de Lawrence y Canillejas, en Madrid, en la Rusia prerevolucionaria».

DE HOLLYWOOD /La de Perico Vidal también tiene algo de historia hollywoodiense clásica por su trayecto de ascensión, caída y redención final. El cenit de su trayectoria cabe situarlo durante el largo y complicado rodaje de La hija de Ryan, en Irlanda, allí nace su hija Alana, y ahí empieza su degradación alcohólica que le dejará fuera de juego profesional y familiar durante años. En uno de sus peores momentos, su amigo David Lean le invitó a participar en el rodaje que devolvió a realizador al mundo de los vivos, Pasaje a la India, pero Perico declinó el ofrecimiento «I'm not in shape for India, David» («no estoy en forma para la India»).

Ordóñez se encontró con Perico Vidal cuatro años antes de su muerte. Ya había superado sobradamente el bache gracias a Alcohólicos Anónimos y había vuelto a trabajar. Cuando murió en diciembre de 2010, Ordóñez a modo de homenaje colgó parte de las entrevistas en su blog, descartada la posibilidad de que aquello se pudiera convertir en un libro. Fue entonces cuando recibió un mensaje de  la hija de Perico, Alana Vidal, desde Estados Unidos. «Gracias por devolverme la memoria de mi padre». «Para mí fue como encontrarme con la hija de D'Artagnan», escribe OrdóñezAlana le sirvió al escritor para relatar el contracampo de los años oscuros -«Era un hombre muy púdico con su vida íntima»- y de cómo ella fue para él la principal razón para regresar, lentamente, al mundo. Este libro da fe de ello.