Marc Clotet, el actor que recogió manzanas en Lleida

El barcelonés, que estudió Dirección y administración de empresas, se pone en la piel de una victima del nazismo en 'El jugador de ajedrez'

Marc Clotet, en los cines Princesa de Madrid.

Marc Clotet, en los cines Princesa de Madrid. / periodico

OLGA PEREDA / MADRID

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Cada vez que Marc Clotet (Barcelona, 1980) coge una manzana, la mira y piensa en la cantidad de gente que se ha dejado la piel para que la fruta esté ahora en sus manos. El actor lo sabe bien. Cuando tenía 14 años, se fue a la finca familiar de su mejor amigo, en Lleida, y se pasó un verano recogiendo manzanas. Trabajó muy duro aunque le pagaron una miseria, confiesa ahora entre risas. Se acuerda perfectamente de cómo medía las frutas y solo cogía las que tenían un tamaño determinado. La jornada empezaba “con un frío de muerte” a las siete de la mañana y se alargaba todo el día “con un calor de muerte”. Clotet ya no trabaja en el campo, tampoco en marketing (estudió Dirección y administración de empresas) pero sigue teniendo claro que las cosas se consiguen con esfuerzo. La carrera de actor, también. El viernes que viene (5 de mayo) estrena 'El jugador de ajedrez', su primera película como absoluto protagonista. Ubicada en la segunda guerra mundial, la cinta -dirigida por Luis Oliveros- narra la vida de un brillante ajedrecista español que se casa con una reportera francesa y sufre las garras del nazismo. 

HIJO DE UNA EMINENCIA MÉDICA

Hijo del médico Bonaventura Clotet -una eminencia en sida- participó en una serie de televisión con 14 años, junto a su hermana, Aina. A ambos los descubrió Jordi Frades, por casualidad, en un pasillo de TV-3, donde habían acompañado a su padre a una entrevista. Sin embargo, la interpretación no se convirtió en su vida. Optó por ir a la universidad y entrar en el mundo de la empresa. Cuando llevaba un tiempo trabajando en marketing, se dio cuenta de que su pasión no era ser ejecutivo. Y se marchó a Nueva York para estudiar interpretación. “Estoy muy contento de haber tenido la valentía de afrontar un cambio tan importante. Si no lo hubiera hecho, a lo mejor con 60 años me hubiera preguntado qué hubiera pasado. Fui feliz también en mi anterior época, todo suma. Pero creo que he encontrado mi verdadera pasión”, afirma el actor, que estuvo casado con la también actriz Ana de Armas. 

En casa de los Clotet siempre han sido partidarios de aprovechar la vida, el momento. “Mi padre es médico, así que siempre hemos vivido con la muerte muy cerca. Muchos pacientes suyos, convertidos en grandes amigos, ya no están. Por eso, mis padres [la madre también es médico] siempre nos han dicho que aprovechemos la vida, que seamos felices porque esto dura dos días. Mañana te puede pasar cualquier cosa”. 

MADRID Y BARCELONA

Si algo le inculcaron sus profesores de Nueva York es que la interpretación es una carrera de fondo donde no puedes ni encumbrarte por una buena crítica ni derrumbarte por una mala ni mucho menos darlo todo por sabido. Hay que ir paso a paso y tener “los pies en el suelo”. Clotet ('La voz dormida', 'Amar es para siempre') vive con un pie en Madrid y otro en Barcelona. Aunque ahora tiene otro en Punta Cana, donde está rodando la comedia 'Caribe mix'.

El actor está convencido de que el cine debe transformar a las personas. “Una buena película hace que la gente salga de la sala distinta a como ha entrado”. 'El jugador de ajedrez', que se fue de vacío en el festival de Málaga, tiene la virtud de rescatar una página de la Historia, especialmente ahora que vivimos tiempos políticos convulsos en todo el planeta. “Hace poco leí una entrevista a un joven que sufrió torturas en Turquía. Se me ponen los pelos de punta si pienso en la vida de este chico, que llegó a pesar 30 kilos. Todas las cosas horribles que vemos el telediario están pasando en el 2017. Qué pasividad la de Europa con los conflictos y los dictadores. Es básico rescatar la Historia. Nunca se hablará lo suficiente de estos temas. En España algunos dicen ¿otra película de la guerra civil? Sin embargo, nadie se plantea la cantidad de filmes que hay sobre el Oeste o sobre el amor”.

En un momento del metraje, su personaje se define como “apolítico”. Clotet está convencido de que todos tenemos ideas políticas, especialmente ante un conflicto. Pero defiende a su personaje: “Él sabe que no puede hacer nada y opta por sobrevivir. Los cementerios están llenos de héroes y uno tiene que saber cuándo es mejor callar. Lo único que quiere es llegar a su casa y estar con su mujer y su hija. El amor es lo que nos mantiene a todos con vida”, concluye el barcelonés, que derrocha amor por toda su familia, especialmente por su sobrina, la hija de su hermana Aina. A nada que puede abraza al bebé y ejerce de tío.