LA ÚLTIMA 'MODA' EN LA MECA DEL CINE

Hollywood se vuelve 'bi'

Numerosas actrices declaran su bisexualidad de manera pública

Linsay Lohan.

Linsay Lohan.

LUIS ALBERTO MORAL
BARCELONA

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«No soy lesbiana, soy bisexual. He probado ambas cosas. Hago lo que me gusta. Soy demasiado curiosa como para sentarme aquí y no intentarlo cuando puedo. Los hombres son intrigantes. Las chicas, también.» Es Michelle Rodriguez, en el 2013. Esta semana, unas fotos la pillaban besuqueándose con el exchico Disney Zac Efron tras haber roto con la modelo Cara Delevingne. La lista de actrices que han reconocido su identidad bisexual es amplia: Angelina Jolie, Cynthia Nixon, Lindsay Lohan, Miranda Kerr y Drew Barrymore son solo las más conocidas. La bisexualidad, sin embargo, continúa sin estar plenamente aceptada. Es percibida, a menudo, como homosexualidad encubierta o como licencia para todo tipo de excesos sexuales. No hay apenas referentes en un mundo dominado por la pareja tradicional. Pero ¿es Hollywood un modelo visible de lo queer? ¿O las actrices aprovechan el morbo en busca de más fama?

Megan Fox aseguró en el 2009 que no tenía dudas de su identidad bisexual. E incluso afirmó que, en realidad, todos lo somos. Pero no, en la misma entrevista, aseguraba que nunca saldría con otra chica bisexual «porque eso significa que ha dormido con hombres, y los hombres son sucios». Las relaciones entre fama y bisexualidad parecen más un juego de seducción que una convincente salida del armario.

Como Delevingne, liada con la también modelo Karlie Kloss, despista: «Soy joven, me estoy divirtiendo, no quiero pretender ser algo que no soy». Con ambas puertas abiertas, las famosas parecen asegurarse el beneficio de la duda de hombres y mujeres. En una fantasía, todos tienen su opción. No es un fenómeno nuevo: siguen la estela erótica de actrices como Marlene Dietrich, Greta Garbo y estrellas de la música como Janis Joplin y Madonna. Ya lo dijo la Garbo: «Actuar en escena delante de una cámara es para mí una experiencia sexual».

La bisexualidad no es vicio o ninfomanía. «Contra los bisexuales hay muchos prejuicios, pero cuanto más hablemos de ello menos extraño resultará», cree Anna Paquin, que el pasado junio publicó el siguiente tuit: «Orgullosa de ser una madre feliz, casada y bisexual. El matrimonio va de amor, no de género». La actriz de True blood ya había reconocido en el 2010 su bisexualidad en una campaña por la igualdad de los derechos de gays y lesbianas. Y está casada con Stephen Moyer, coprotagonista de la serie. «Ser bisexual es en realidad una cosa. No es inventado. No es una falta de decisión».

Hay otras estrellas bisexuales comprometidas con la causa. La cantante Kesha, Fergie (casada con el actor Josh Duhamel) y Amber Heard (ex de la fotógrafa Tasya van Ree) se quejan de las etiquetas: «Es la persona la que importa», dice Heard, novia de Johnny Depp. La joven asegura que no ha salido del armario porque «salir quiere decir que has estado dentro, y yo nunca lo he estado». Ellas son ejemplos de que caben matices entre lo gay y lo hetero. Por más que las normas las pongan siempre los segundos. O una cosa u otra. Pues no. La intérprete británica Saffron Burrows lo resume así: «Últimamente, decir que has tenido rollos con chicas es una especie de moda, y eso no me gusta». Porque «la vida no es una cosa de modas, sino de individuos».