LOS PRÍNCIPES DE ASTURIAS SE DESHACEN EN ATENCIONES EN SU DEBUT COMO ANFITRIONES DE UN HEREDERO DE LA REALEZA

Felipe y Letizia tratan a Carlos y Camila a cuerpo de rey

Arriba, Camila, en el Mercado de San Miguel, donde degustó algunas tapas. Junto a estas líneas, Letizia da la bienvenida al príncipe Carlos a su llegada a Madrid. A la izquierda, la duquesa de Cornualles saluda a la de Alba en el Palacio Real.

Arriba, Camila, en el Mercado de San Miguel, donde degustó algunas tapas. Junto a estas líneas, Letizia da la bienvenida al príncipe Carlos a su llegada a Madrid. A la izquierda, la duquesa de Cornualles saluda a la de Alba en el Palacio Real.

JUAN FERNÁNDEZ / Madrid

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Para ser un viaje de estreno, nada se salió ayer del guión previsto en la primera jornada de la visita a España del Príncipe de Gales y su esposa, la duquesa de Cornualles. Con honores militares y 21 salvas de cañones, los Príncipes de Asturias, que debutaban como anfitriones, dieron la bienvenida en el Palacio de El Pardo a Carlos y Camila, que aparecieron en un Mercedes para iniciar el primer viaje oficial juntos a España. La jornada de ayer, en la que Felipe y Letizia se deshicieron en atenciones hacia los británicos, acabó con una cena de gala en el Palacio Real.

Desde el primer intercambio de besos, las dos parejas dieron muestras de mutua simpatía y complicidad ante la mirada de los 105 periodistas españoles y británicos acreditados. Mientras Carlos y Felipe pasaban revista a un destacamento de la Guardia Real, sus esposas caminaban detrás charlando amigablemente bajo el sol de una mañana primaveral; Letizia con un abrigo, vestido y zapatos grises, y Camila, de blanco y cubierta por un abrigo marfil, a juego con el bolso color crema y un collar de perlas de cinco vueltas.

A su llegada al palacio, Carlos y Camila fueron recibidos también por la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre -quien portaba una condecoración británica sobre la solapa en la que reparó el Príncipe de Gales-, y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, que apareció por El Pardo con un coche eléctrico, detalle que tendrá ocasión de comentar hoy con Carlos, sensibilizado con los asuntos ecológicos, cuando le entregue las llaves de la Villa de Madrid.

De marcado acento económico, la visita de Carlos y Camila tiene la particularidad de ser la de un heredero a un trono, no la de un jefe de Estado, lo que se notó en la recepción: el cuerpo de la Guardia Real que les dio la bienvenida era menor que el que habitualmente recibe a los máximos mandatarios y en las calles de Madrid no ondea estos días la bandera británica, como sucede cuando llega un jefe de Estado.

HABITACIÓN 'REY Y REINA' / Salvados esos detalles, la visita de la pareja británica es de máximo nivel protocolario. Prueba de ello es el alojamiento que les han preparado: la habitación rey y reina, que es como denominan en El Pardo al dormitorio principal del palacio - ocuparon ese aposento Nicolas Sarkozy y Carla Bruni en su última visita a Madrid-.

Tras la recepción, Carlos de Inglaterra se dirigió a la Puerta del Sol, donde fue recibido nuevamente por Esperanza Aguirre para dar comienzo a un encuentro con un grupo de empresarios. Al término de esta reunión el Príncipe de Gales se escapó por la puerta de atrás de la Real Casa de Correos para dar un paseo por la Plaza Mayor, donde se reunió de nuevo con Camila. Ambos se acercaron hasta el Mercado de San Miguel, dedicado a la alta gastronomía, y probaron algunos platos, como una crema de yogurt con albaricoque, aunque rechazaron el jamón -son vegetarianos-. De hecho, la carne no estuvo presente en el menú de la cena de gala en el Palacio Real, para la que Letizia lució un traje de Felipe Varela de guipur y falda de bambula y Camila, uno azul cobalto con escote en forma de barco. A la velada asistieron 126 personalidades, como la duquesa de Alba (con vestido verde gasa de Victorio y Lucchino), el presidente de Grupo Zeta, Antonio Asensio Mosbah, y su mujer, Irene Salazar, la cantaora Estrella Morente y su marido, el torero Javier Conde, el historiador John Elliot y los máximos responsables de las principales empresas españolas.