UNA TENDENCIA CONOCIDA COMO 'CHILDLESS'

Famosas que pasan del reloj biológico

Las 'celebrities' de Hollywood ilustran un fenómeno que crece

Dos mujeres acceden al ambulatorio de especialidades y urgencias de Cerdanyola-Ripollet, ayer por la tarde.

Dos mujeres acceden al ambulatorio de especialidades y urgencias de Cerdanyola-Ripollet, ayer por la tarde.

LUIS ALBERTO MORAL / BARCELONA

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La maternidad es algo que no les quita el sueño a muchas celebrities. Lo reivindicó Jennifer Aniston, de 45 años, este verano: «He dado a luz a muchas cosas, y me siento madre de muchas cosas». En el programa de televisión The Today's Show, afirmó que no creía haber fallado como mujer por no traer a nadie al mundo: «Y no creo que sea justo poner esa presión sobre la gente». Sin embargo, semanas después OK Magazine afirmaba que Aniston llevaba tiempo intentando ser madre. Aseguraba que la ex de Brad Pitt había congelado sus óvulos y «cuando descubrió que el tratamiento in vitro, al que se sometió, funcionaba rompió a llorar. Por fin será mamá», reveló un amigo de la actriz. La prometida de Justin Theroux, según OK Magazine, está de tres meses. Con todo, el que la actriz ahora esté embarazada no le quita valor a su defensa de la libertad de elegir entre traer o no hijos a este mundo.

En la era del individualismo, a las singles y las pank (mujeres con dinero y sin niños) ya no se les pasa el arroz. Las famosas de Hollywood son los símbolos de una causa en crecimiento: casi un 20% de las europeas deciden no ser madres (la infertilidad ronda el 3%). Es el fenómeno conocido como childless childfree.

Las primeras heroínas son aquellas que, por sus vidas privilegiadas, pueden permitírselo. Cameron Díaz, por ejemplo, afirmó en Esquire que ha sido feliz, precisamente, por no ser madre a los 42 años: «Tengo una vida increíble. De alguna forma, tengo esta vida porque no tengo hijos». Dita von Teese, Audrey Tautou Kim Cattrall se suman a su postura: «Los hijos no son la única cosa que te da gratificación y felicidad. ¿Y honestamente? No necesitamos más niños. Tenemos un montón de gente en el planeta», argumentó la protagonista de Algo pasa con Mary. Han rechazado el tópico de la mujer destinada para engendrar, creencia enquistada en una sociedad en la que el matrimonio de toda la vida sigue siendo dominante. Zooey Deschanel, a sus 34, también declaró su predilección por sentirse realizada: «Me gustan los niños, y me gusta estar cerca de los niños, pero nunca fue una ambición. Me gusta trabajar».

Hay una generación previa de iconos femeninos que abrieron camino. Una de ellas es, sin duda, Helen Mirren. La oscarizada actriz declaró en el pasado no tener instinto maternal. Este mayo, en la cadena ABC, recalcó que nunca «sintió la necesidad de un niño ni la pérdida de la misma». Como Ellen DeGeneres y Portia De Rossi, uno de los matrimonios más poderosos de Hollywood, que el pasado verano no pasaba por su mejor momento, y ha empezado terapia de pareja; tampoco cree en el famoso reloj biológico. Oprah Winfrey también ha servido de ejemplo público. Ha sido de las pocas en alzar la voz en cuanto al aborto -«Perder a mi bebé fue mi segunda oportunidad», dijo en el 2011-, debido a que sufrió abusos sexuales en su pubertad, y se quedó embarazada con 14 años. Dijo en su propio magazín que su vida es incompatible con los niños, y que se siente como «una madre en un sentido más amplio a una generación de espectadores que han crecido conmigo».

Otras estrellas, como Winona Ryder (42), Renée Zellweger (45) y Eva Mendes (40) no han sido tan contundentes en sus argumentos. No ven la maternidad como una ambición, pero, aunque sobrepasen la cuarentena, no la descartan. La actriz de origen cubano afirmó en el pasado que no quería niños porque le gustaba demasiado dormir. Pero acaba de tener una niña junto a su novio, Ryan Gosling. Tal vez, trataba de sacarse de encima a la prensa. Quizá huía de la presión social que denunciaba Aniston. O, simplemente, ha cambiado de opinión. Una decisión, en uno u otro sentido, revolucionaria.