COETÁNEAS DE LA 'BIBLIA' DEL CORAZÓN

Embrujadas, tuneadas

Carmen Martínez-Bordíu e Isabel Preysler, sexagenarias bajo el signo de '¡Hola!'

LA EVOLUCIÓN 3Cara de pan la de Martínez-Bordíu en la foto de mayo de 1975. El gesto se le refrescó como certifican la imagen de 1990 y la del baile en la tele de años después. La congelación de Isabel Preysler, en tres fases: novia de Julio Iglesias

LA EVOLUCIÓN 3Cara de pan la de Martínez-Bordíu en la foto de mayo de 1975. El gesto se le refrescó como certifican la imagen de 1990 y la del baile en la tele de años después. La congelación de Isabel Preysler, en tres fases: novia de Julio Iglesias

IOSU DE LA TORRE / BARCELONA

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Cuando aún está fresca la imagen de Carmen Martínez-Bordíu posando en el pazo de Meirás, las máquinas secadoras en las peluquerías han enmudecido de nuevo con la tapa en la que ¡Hola! ha tuneado a la nietísima del dictador Franco y a Isabel Preysler. La revista cumple 70 años. Un gran clásico que conserva las virtudes gráficas del diseño de la primera época, las señas de identidad.

Las dos damas negras del couché son coetáneas del semanario de la familia Sánchez Junco. Crecieron amparadas por esa escritura notarial que son las portadas. Setenta años en primera página. O casi 70. Quizá por eso rechina tanto el aspecto lozano de la fotografía del encuentro de las dos abuelas. Los liftings y las inyecciones de botox de la aún señora Boyer y de la promiscua nieta del generalito dan para componer el anuncio de una clínica de cirugía estética de Florida (al estilo de Nip/Tuck, la serie) y también, porqué no, como reclamo de una sauna o un espá para veteranas de muchas guerras. El posado es el gran reclamo del quiosco tras el reportaje encapuchado de la boda de Angelina Jolie y Brad Pitt.

Doce páginas dedica la biblia rosa al encuentro en la residencia madrileña de los Boyer-Preysler. Sí, la de los veintitantos cuartos de baño con sus correspondientes bidets, y que es descrito por la propietaria como «un piso grande».

Brindis porcelanoso junto a la piscina, poses distintas con varios cambios de vestuario. Martínez-Bordíu y Preysler con ropa cara, carísima: jeans oscuros, blusas color crema, tops negros, trajes pantalón, trasparencias monjiles, joyas prestadas y hasta ocho pares de zapatos. Desayuno a media mañana, sonrisas y confesiones pactadas.

63 AÑOS CADA UNA / Hay que acudir al archivo de la memoria para calcular los 63 años de las dos amigas que tan mayores nos hacen. Nacidas ambas, curiosamente, en febrero de 1951.

La ex de Julio Iglesias y del marqués de Griñón suspira mientras sirve una infusión a la hija de Martínez Bordíu, el cirujano que retrató a su suegro entubado en los días de agonía de aquel noviembre de 1975. «Teníamos 18 años cuando nos conocimos en una cena de poca gente. Veíamos la vida de otra forma y nos comíamos el mundo», declara la filipina.

El banquete duró algunas décadas. La digestión ha debido de ser ligera, sobre todo si fijamos la mirada en el cuerpo de Preysler. «Qué tía, está mejor que sus hijas», clama con admiración en la pelu una lectora coronada de rulos, recordando a Chábeli Iglesias, Tamara Falcó Ana Boyer.

La impostura de Martínez Bordíu  irrita cuando trata de justificar el posado en el pazo de Meirás también para ¡Hola! en la que ha sido una de las portadas que más comentarios ha desatado este verano. Es capaz de construir esta frase: «Sé que ha habido controversia por mi reportaje, pero ¿qué hay de malo en que una hija vaya a ver a su madre a donde veranea y se haga unas fotos en su casa?»

Ay, el olvido. La desmemoria. La falta de vergüenza por escobar la historia de cómo la familia Franco se apropió a punta de fusil de la finca gallega de Meirás, hoy patrimonio cultural de libre acceso aunque todavía se permita que los herederos del dictador sigan disfrutándola en vacaciones.

La propietaria del piso grande, Preysler, cuenta que admira a su amiga por «lo echada para adelante que es» y de sí misma lo entregada que está en aliviar la dura enfermedad con la que convive su esposo,  Miguel Boyer. 

Así son las chicas del ¡Hola!