UN FENÓMENO QUE ARRASA EN LAS PLATEAS

Asier Etxeandia, un niño raro en el Coliseum

El actor y cantante vuelve con una frenética actuación en 'El intérprete'

El actor y cantante Asier Etxeandia, en Barcelona, adonde vuelve con su triunfal representación musical 'El intérprete'.

El actor y cantante Asier Etxeandia, en Barcelona, adonde vuelve con su triunfal representación musical 'El intérprete'.

IMMA FERNÁNDEZ
BARCELONA

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Sigue siendo un niño raro, dice. El niño raro incomprendido al que zurraban en el cole y que buscó refugio en su imaginación. En sus amigos invisibles. A él, la visibilidad le llegó con series como Un paso adelante,  Amar es para siempre, Herederos Velvet, que sigue rodando metido en el pellejo de Raúl de la Riva. Es Asier Etxeandia (Bilbao, 1975), actor, cantante, showman, bailarín... Un torbellino en escena. Tras su apoteósico paso por el Lliure la pasada temporada, vuelve hoy (y hasta el domingo) a Barcelona, al Teatre Coliseum, con El intérprete, una frenética performance musical que arrasa en las plateas. Acaban todas bailando.

«El intérprete nació de la necesidad de cantar. Toda mi vida ha girado en torno a la música. Y cuando me pregunto por qué me dedico a esto, la respuesta está en mi infancia. Lo más interesante que tengo que contar está en mi niñez, que no fue nada fácil», declara. Lo cuenta en escena, en un viaje musical dramatizado, en compañía de su banda, en el que repasa los hits que marcaron su partitura vital. David Bowie, Rolling Stones, Gardel, Talking Heads, Chavela Vargas... «Es un acto psicomágico. En formato de concierto, pero hablo mucho». Habla de la religión, el sexo, el placer, el amor, los padres, las humillaciones, los anhelos... Habla del niño que quería ser artista y ensayaba en su cuarto, en las esquinas contra la pared. «Así reflejaba el eco de mi voz. Tenía el sueño muy fuerte de ser cantante. Algunas veces también me subía a una silla y metía la cabeza en el congelador». ¡En el congelador! «Sí, era como un micrófono, oía mejor la voz. Pero estaba poco rato, ¡eh!».

EL PODER INDIVIDUAL / Algo friki sí era. «Y lo sigo siendo. ¡Pero ya no se meten conmigo!». A su buen juicio, son muchos los que se han sentido raros alguna vez. Desencajados en una sociedad de borregos. «Cuando se tiene el anhelo de ser extravagante o una curiosidad fuera de lo normal, crees que no pintas nada. La mayoría sigue el redil pero yo creo en el poder individual. En enfrentarme y defender mi absurdo. ¡Que cada uno defienda su sombrero, por ridículo que parezca!».

En El intérprete, Etxeandia se deja la piel, los pulmones, la voz. Acaba tan exhausto que no hace más de tres actuaciones seguidas. Trabajo no le falta.  Acaba de rodar a las órdenes de Julio Medem la esperada Ma Ma, junto a Penélope Cruz. «Soy su ángel guardián en la ficción, su médico. Es una película maravillosa». Ganador de un Max por la obra La avería, que dirigió Blanca Portillo, le veremos pronto también de novio en La novia, un filme de Paula Ortiz.

«He tenido suerte, pero me lo he currado mucho. No hay nada que ame más que mi profesión». Ahí está la clave, asegura. Pero la profesión está que trina. «Claro, es que la cultura está hecha una mierda. Un país sin cultura no comprende, no empatiza. No es solo cuestión de que nos  haga más listos, sino de que nos ayuda a entender y a abrir las mentes. Veremos qué repercusiones habrá en la sociedad. Sin cultura, este país está moribundo».