COQUE EN LA SERIE 'LA QUE SE AVECINA'

El actor Nacho Guerreros planta cara al acoso escolar

Quiere aprovechar su popularidad para alertar sobre el tema en el libro 'Yo también sufrí bullying'

lmmarco38584612 barcelona  24 de mayo de 2017  nacho guerreros  coque  en  l170525175506

lmmarco38584612 barcelona 24 de mayo de 2017 nacho guerreros coque en l170525175506 / periodico

LUIS MIGUEL MARCO / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Yo también sufrí 'bullying". Ese yo es el actor riojano Nacho Guerreros, el popular Coque de la serie televisiva 'La que se avecina' y antes el José María de 'Aquí no hay quien viva', que ha querido aprovechar el tirón que tiene para afrontar un asunto muy serio, el del acoso escolar. Él lo vivió en primera persona y ha querido explicarlo en el libro con ese título: 'Yo también sufrí 'bullying' (Editorial Versátil), escrito mano a mano con su amiga y escritora Sara Brun. La radiografía actual de un problema que padece, en mayor o menor grado “uno de cada cuatro chavales, chicos y chicas por igual” en las aulas españolas.

"Con la edad puedo decir las cosas sin que me afecte demasiado. Desde la distancia lo he podido poner por escrito. Y lo he hecho porque tengo muchos fans que son niños y adolescentes y que pueden ser víctimas de acoso y también acosadores. Para mí, si por lo menos un acosador cambia de actitud solo con leer este libro ya me daré por satisfecho", explica Guerreros. 

Y acto seguido, recuerda como si fuera ayer cómo fue aquel primer curso en el instituto público de formación profesional de Calahorra, a sus 13 años, después de acabar lo que entonces, “para los que tenemos una edad, en mi caso 47 años”, era la EGB.

"Solo te cuento que desde entonces no he vuelto a dibujar. Nunca. Había en mi clase dos individuos que eran amigos entre sí y que venían de un colegio privado. En mi caso fue clasismo. Y se dedicaron a hacerme la vida imposible: patadas, puñetazos, collejas, miradas de desprecio, insultos, humillaciones… ante la complicidad de mis compañeros y la impasividad de mi profesor tutor, que miraba para otro lado y participaba con su silencio. Por suerte para mí fue solo un curso y pude salir de todo aquello después de nueve meses atroces”.

EL SUICIDIO DE JOKIN

De ahí el empeño suyo y de amiga Sara Brun en que el mensaje de este libro “llegue a esos chicos y chicas  que no se atreven a hablar ni a denunciar” para decirles que lo hagan, que el problema no son ellos”. “La educación en casa es fundamental: hay que entender la diferencia. Hay que empatizar con los problemas del otro, ponerse en su piel. Y hay que estar alerta también ante un posible caso de ciberacoso. Descargamos en los profesores muchas de las responsabilidades de lo que debemos hacer nosotros como padres”, prosigue Herreros, que para esta obra ha contado también con el asesoramiento de numerosos expertos en el tema.

En tono muy aleccionador, en el libro –con el que se apoya a la Fundación Anar (Ayuda a niños y adolescentes en riesgo)–  aparecen también otros testimonios aparte del suyo. "Nos hubiera gustado contar también con el de algún acosador, pero no ha sido posible".

Guerreros también es de los que fija un antes y un después en este tema con el caso Jokin Zeberio, el adolescente de 14 años que se lanzó al vacío desde las murallas de Hondarribia (Guipúzcoa) porque prefería "la paz eterna al infierno cotidiano". “El suicidio de este chico fue el que empezó a visibilizar esta desgracia”, recuerda este actor, que reconoce que en los dos personajes que le han hecho famoso seguramente subyace algún problema de acoso.

¿Y QUIÉN FUE?

En su caso él dio por zanjado el tema hasta ahora, porque abandonó el instituto y se fue a Vitoria y después a Madrid, a estudiar teatro. "Yo lo olvidé totalmente, pero no los he perdonado, porque si lo hubiera hecho no hubiera escrito el libro. Es algo que aflora con el tiempo. Mis padres se han enterado ahora de todo aquello. No se lo imaginaban. Mi madre me preguntaba el otro día: '¿Y quién fue?. Cuando voy de vacaciones al principal verdugo lo veo por la calle y no me aguanta la mirada".

Guerreros es padre de un hijo adolescente, Adri, que va cumplir 16 años, así que asegura estar muy alerta. "Aunque no pondría la mano en el fuego, creo que ni él ni la gente con la que se relaciona se comportan bien. Pero si ocurriera algo creo que estaría preparado para actuar como padre". ¿Si usted debe de ser un padre muy enrollado? "Ojo con los padres enrollados. Un padre es un padre, no un amigo. Poner límites es necesario. Autoritarismo no pero autoridad y educación sí que hace falta en muchas familias".