EL DRAMATURGO Y FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ EXHIBEN SU IDEARIO RADICAL EN UN ENSAYO A CUATRO MANOS

Boadella confiesa que fue un "perfecto facha"

Albert Boadella y Fernando Sánchez Dragó, ayer, en el interior de la plaza de toros de Las Ventas de Madrid,

Albert Boadella y Fernando Sánchez Dragó, ayer, en el interior de la plaza de toros de Las Ventas de Madrid,

JUAN FERNÁNDEZ / Madrid

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la hora era muy poco taurina -mediodía-, pero el mano a mano que había anunciado ayer en Las Ventas era de los que prometían. Albert Boadella y Fernando Sánchez Dragó presentaban el libro que han escrito al alimón -Dios los cría…, una conversación de 350 páginas donde pasan revista a un variado surtido de temas, desde el sexo hasta las drogas, desde España hasta la religión- y se esperaba una faena cargada de puyazos. Los hubo a discreción contra Catalunya, la democracia, los periodistas, el bilingüismo y hasta contra el cinturón de seguridad. «Pero nada nos molesta más que oír que nos llaman provocadores», coincidieron en destacar los dos.

Abrió fuego Boadella, para quien España es «un país en coma», el bilingüismo es «un latazo» y los catalanes, «unos gandules frustrados». El dramaturgo se confesó gozoso de haberse dado un festín de «sinceridad» reflexionando junto a Dragó acerca de los asuntos donde piensan igual, aunque marcó algunas distancias. «Dragó fue comunista de joven. Yo a los 18 era un perfecto facha. No me gustaban ni los Beatles; aún hoy me cuesta escucharlos. Y él es un promiscuo sexual. Yo en ese terreno soy muy pudoroso», puntualizó.

EL VOTO DE BELÉN ESTEBAN / Dragó, para quien los periodistas de hoy son «unos mamporreros de los políticos», coincidió con Boadella en que estamos viviendo «un momento apocalíptico». Según él, la madre del cordero es «el exceso de gente». «Si no mueren dos de cada tres, nos extinguiremos como especie», advirtió. Ante semejante horizonte, su receta es clara. «No creo en la democracia. Mientras el voto de Belén Esteban valga lo mismo que el de Boadella, esto no tiene arreglo», expuso Dragó, para quien presentarle como español es un puro recurso retórico. «España ya no existe, habría que llamarle Expaña. Yo solo me siento español por los toros y la lengua», aclaró.

Dramaturgo y ensayista insistieron en que lo suyo no es proselitismo. «No queremos convencer a nadie, solo que la gente piense. Lo que decimos es puro sentido común», advirtieron. Como prueba, un botón: «Estoy dispuesto a hablar de legalizar las drogas el día que despenalicen el cinturón de seguridad. ¿A quién molesto yo si no me lo pongo?», planteó Boadella.