DE UNA DOLENCIA HEPÁTICA

Muere el padre de Paquirri en un hospital de Cádiz

Antonio Rivera Alvarado, abuelo de los toreros Francisco y Cayetano Rivera, será enterrado en la localidad de Barbate

EFE
MADRID

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Antonio Rivera Alvarado, padre del torero Francisco RiveraPaquirri, ha muerto hoy en Cádiz, a los 89 años, según han informado fuentes familiares.

La víctima estuvo ingresado los últimos días en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz al agravarse su estado de salud como consecuencia de una dolencia hepática. También sufría ligeros síntomas de alzheimer.

El sepelio tendrá lugar mañana en Barbate (Cádiz), donde nació y donde ejerció como conserje del matadero municipal. Rivera Alvarado también vistió el traje de luces en su juventud.

El fallecido inculcó la vocación de la tauromaquia a sus hijos José (el mayor, apodado Riverita) y Francisco (el célebre Paquirri, muerto por un toro en el ruedo de la plaza de Pozoblanco). Igualmente fomentó la afición a sus nietos Francisco Rivera Ordóñez, Cayetano Rivera Ordóñez y José Antonio Canales Rivera.

Novilladas

El patriarca de los Rivera comenzó desde pequeño con su afición taurina, incluso llegando a torear los becerros que su padre compraba para su negocio de carnicero. En sus inicios contó con la ayuda del matador Pepe Gallardo para torear varias novilladas por la provincia de Cádiz hasta que se presentó en Madrid, el 7 de septiembre de 1941, donde dio una vuelta al ruedo.

Al año siguiente volvió a Las Ventas, el 29 de marzo de 1942, una tarde muy complicada para él, pues tras sufrir una voltereta, un novillo de la ganadería de Concha y Sierra le pisó la mano izquierda y los médicos le tuvieron que amputar dos dedos, por lo que tuvo que suspender la alternativa, que tenía cerrada ya para Sevilla, y retirarse del toreo en activo.

Entre los retos que se marcó y fue capaz de sacar adelante destaca la capacidad para seguir vinculado a la actividad taurina después de perder a su hijo Paquirri en el ruedo.

Conocía todos los secretos del toreo, tanto en la plaza como en la calle y en el campo. Vivió sus últimos años en la fincaEl Robledo, de Constantina (Sevilla), que fue herencia de su hijo .