Sofía Balbi
Una brújula para Suárez
La mujer del astro del Barça guía sus pasos desde que ella tenía 12 años y él 15. Vivió en L'Hospitalet y Castelldefels, y su hija mayor nació en Barcelona.
Cuando era un adolescente no iba por buen camino Luis Suárez, el nuevo delantero uruguayo del Barça proscrito por la FIFA y sus delirios de sheriff loco. Perezoso y desapegado de los estudios, enfadado con el mundo tras la separación de sus padres, incluso su futuro en el fútbol, lo único que le gustaba, pendía del hilo de su pasotismo. Hasta que, a los 15 años, conoció a Sofía Balbi, que apenas era una niña de 12, y sellaron un noviazgo púber de los que duran toda la vida. Sofía hizo de brújula y es hoy su esposa y la madre de sus dos hijos, Delfina y Benjamín; la familia con la que el fiero mordedor de rivales se transforma en besucón padrazo y gentil marido.
El destino de Sofía tiene mucho que ver con la llegada de Suárez al Barça. En aquellos años en los que el delantero charrúa por fin se abría paso en las divisiones inferiores del Nacional de Montevideo (en una temporada marcó 63 goles y se quedó a uno del récord del centenario club), su obsesión tenía dos nombres: Europa y Barcelona. Su novia vivía entonces en L'Hospitalet, y poco después en Castelldefels, porque sus padres se habían trasladado para trabajar cuando ella tenía 14 años. A partir de ahí, Suárez solo pensó en entrar en la poderosa cadena de exportación de futbolistas de Uruguay, un país de tres millones y medio de habitantes con dos títulos mundiales en el pecho y cientos de jugadores diseminados por el planeta. Mantenía el noviazgo vía Skype y con fugaces viajes a Barcelona, sabiendo que pondría el pie en el estribo en cuanto le llegara una oferta de un equipo europeo. Cualquier oferta. Y la primera fue la del Groningen, el modesto club holandés que vio crecer a los hermanos Koeman: 800.000 euros pagó por un atrevido chico de 19 años que fue a Castelldefels, habló con los padres de Sofía y los convenció para que ella, de 16 años, se fuera con él. «Creo que fue la mejor decisión y estoy muy agradecido», ha dicho Suárez sobre sus suegros, en cuya casa para estos días, a la espera de encontrar un alojamiento propio, con los movimientos acotados por el dictamen de la FIFA.
Desde Groningen, el goleador y su mujer ya no se han separado. Fueron luego a Amsterdam, donde se casaron y estuvieron tres años y medio, y han pasado otro tanto en Liverpool, en una carrera en constante ascenso siempre tutelada por su representante, Pere Guardiola. La hija mayor, Delfina, nació en agosto del 2010 en Barcelona, donde eligieron que fuera el parto para tener más cerca a la familia, y Benjamín, que cumplirá un año en septiembre, es el más beatle del cuarteto: nació en Liverpool. H
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