MUJERES EN CAMPAÑA

Trío de damas para la Casa Blanca

Melania Trump, Heidi Cruz o Jeanette Rubio comparten algo: son puntos fuertes para sus esposos

Trío de damas

Trío de damas

IDOYA NOAIN

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Hace unos meses, en Tejas se celebró un desayuno para convencer a donantes republicanos de que apoyaran la candidatura del senador Ted Cruz a la nominación presidencial. Cruz quedó atrapado en Washington y asistió a la reunión Heidi, su esposa. Y el favorito del Tea Party salió ganando.

Mica Mosbacher, que organizaba el acto, ha contado que muchos de quienes decidieron apoyar la campaña de Cruz le dijeron que se habían decidido más por la esposa que por el senador, uno de los políticos que menos gustan en Washington y al que buena parte de los conservadores (y de los analistas) ven demasiado ultra para ganar unas presidenciales en Estados Unidos. La frase que usaban, según dijo Mosbacher a 'The Washington Post', era: «si está casado con ella...»

La anécdota es reveladora de la fuerza de Heidi Cruz, una mujer nacida hace 43 años en California, profundamente cristiana y conservadora, madre de las dos hijas del matrimonio y también exitosa ejecutiva de Goldman Sachs (ahora en excedencia) y asesora política (conoció a su esposo trabajando para la campaña de George Bush en el 2000 y fue ella y no él quien luego se quedó en la Administración).

UNA POSIBLE CANDIDATA

Heidi no solo suaviza las numerosas aristas que hacen desagradable a Cruz, sino que es también una arrolladora máquina de recaudación y organización. Hay quien la ve más en la línea de Hillary Clinton o Michelle Obama que de la tradicional esposa del candidato (o el presidente) republicano, e incluso quien cree que un día podría ser ella misma una candidata «formidable».

Es, sin duda, uno de los puntos fuertes de Ted Cruz. Y eso le une a Melania Trump y Jeanette Rubio, las otras dos favoritas (vía altar) a convertirse en primera dama si gana las elecciones un republicano, aunque las tres, eso sí, son muy distintas entre sí.

HIJA DE LATINOAMERICANOS

Ni la modelo nacida en 1970 en Eslovenia (que sería la segunda primera dama no nacida en EEUU tras la británica Louisa Adams) ni la antigua 'cheerleader' de los Dolphins de Miami (que sería la primera ocupante de la Casa Blanca hija de inmigrantes latinoamericanos) son tan activas como Heidi Cruz en lo que a campaña se refiere y han optado, de momento, por un segundo plano.

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En el caso de Rubio, que conoció a su esposo en el instituto, tiene 41 años y cuatro hijos y a la que los amigos de la familia describen como una figura central en la evolución del político y «una influencia disciplinada y a veces hasta correctiva», posiblemente ha tenido que ver la mala experiencia cuando gestionó un comité para que él fuera speaker en el Congreso de Florida, empeño que acabó en problemas de contabilidad y que el propio Rubio ha reconocido como «un desastre».

En el caso de Trump, es una decisión consciente de una mujer que, según los cronistas, emana inteligencia además de belleza y ha aprendido de los supuestos errores de las dos primeras esposas del magnate y 'showman' (Ivana y Marla Maples) para lograr un matrimonio que funcione. «Ser política en público es el trabajo de mi esposo», le decía recientemente a 'Harper's Bazaar'. «Y soy muy política en privado (...) pero elegí no estar en la campaña. Tengo mi propio pensamiento. Soy yo misma, y creo que a mi marido eso le gusta».