Reparto de la herencia para ir al altar

Carlos, el primogénito y principal beneficiario, deberá preservar el legado

En el 2005 recibió una medalla en Sevilla.

En el 2005 recibió una medalla en Sevilla.

EL PERIÓDICO / BARCELONA

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Para allanar el camino hacia el altar con Alfonso Díez y superar la notoria negativa de sus hijos, Cayetana decidió repartir la herencia entre sus vástagos antes de las nupcias. El 4 de julio del 2011 citó a sus hijos y repartió su legado mediante una donación escriturada ante un notario de Madrid, a través del cual Carlos, Jacobo, Alfonso, Fernando, Cayetano y Eugenia pasaban a ser titulares registrales de sus bienes. La duquesa se reservó el derecho a seguir administrándolos todos. Con esta decisión, Cayetana dejó a sus hijos sin el principal argumento que esgrimían contra sus nuevas nupcias, ya octogenaria. La donación fue aceptada por toda la familia, un paso necesario para que se hiciera efectiva jurídicamente.

La inmensa fortuna de la duquesa incluye palacios, mansiones, cortijos, casas, grandes latifundios en Andalucía y Salamanca, acciones, joyas y obras de arte. Carlos Fitz-James Stuart, el primogénito de la duquesa y su primer marido, Luis Martínez de Irujo, recibirá el principal lote, que incluye, entre otros bienes, la Fundación Casa de Alba, con sus palacios de Liria (Madrid) y Monterrey (Salamanca); y el medio centenar de ducados, marquesados, condados... Además, el duque de Huéscar, heredero de la Casa de Alba, tendrá la responsabilidad de preservar el legado histórico y monumental. A su hijo mayor, Fernando, la abuela Cayetana le entregó las llaves de una de sus propiedades más queridas: el palacio de las Dueñas, en Sevilla. Fue la mayor sorpresa del reparto.

FINCAS Y MANSIONES

Entre otros bienes, al segundo hijo, Alfonso Martínez de Irujo, duque de Aliaga, le donó la finca del antiguo castillo de El Tejado, en Calzada de Don Diego (Salamanca); Jacobo Fitz-James Stuart, conde de Siruela y exquisito editor, recibió fincas rústicas, y Fernando Martínez de Irujo, marqués de San Vicente del Barco, la mansión de Las Cañas, en Marbella, y propiedades agrícolas.

El más mediático, Cayetano, conde de Salvatierra, será el propietario del palacio de Arbaizenea (San Sebastián) y del cortijo Las Arroyuelas (Sevilla), y Eugenia, duquesa de Montoro, podrá seguir veraneando a sus anchas en las Pitiusas: se quedará con la mansión de Eivissa, además del cortijo La Pizana (Sevilla). Para los nietos de la aristócrata también hay pastel: una finca en el campo para cada uno.