Un vicio (ahora) en las ondas

'¡Qué bello es vivir!', un clásico inevitable para cualquier Nochebuena.

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IOSU DE LA TORRE

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No hay Navidad sin Qué bello es vivir en la tele. El de Philip Van Doren Stern es, sin duda, el mejor cuento navideño jamás llevado a la pantalla. Sin despreciar los de Charles Dickens. 

La memoria en blanco y negro tiene en el altar el fotograma en que James Stewart abraza a Donna Reed con una bebita en brazos. La película de Frank Capra es la metáfora de la vida. El qué hubiera pasado si... como moraleja. Los buenos buenísimos y los malos malísimos. Lágrima garantizada.

Cualquiera de las próximas sobremesas la dedicaremos a deleitarnos de nuevo con este legendario filme de 1946. Qué lejos y, sin embargo, tan cerca en estos tiempos de memes, de parodias sobre la actualidad. La magia de lo que perdura de generación en generación. Cuentos y leyendas con el rostro de un grande del cine, el señor Stewart.

La Cadena Ser nos da ahora una alegría al programar un Qué bello es vivir como radio teatro. Los políglotas podrán comprar el poderío sonoro de Tristán Ulloa frente al original interpretando al bendito George Barley. Un vicio dejarse conducir por José Sacristán mientras da paso a Aitana Sánchez-Gijón, al angelito Javier Cámara o a Josep Maria Pou en la piel y la voz del malvado Lionel Barrymore. Tremendo experimento, como cuando a los de Ràdio Barcelona les dio por conmemorar un aniversario de La Guerra de los Mundos de Orson Wells.

Hay que volver a Qué bello es vivir especialmente cuando se tiene la sensación de que vivir es un desgaste. Confiar en que más tarde que tarde se obtendrá recompensa.

Y si no cree en las recetas con moralina, escarbar en el disco duro o en los videoclubs, si es que aún existe alguno, en busca de películas revientasiestas.