SENTENCIA SANIDAD

Indemnización de 280.000 euros por imprudencia en muerte de una recién nacida

La madre, con tan solo 36 años, ha perdido la posibilidad de tener más hijos, de volver a ser madre, y de que su hijo tenga hermanos

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El Juzgado de lo Penal número 1 de Burgos ha condenado a una ginecóloga y una matrona del Hospital Santiago Apóstol de Miranda de Ebro (Burgos) como autoras de sendas faltas de imprudencia leve, al causar la muerte a una recién nacida y daños a la madre, quien será indemnizada con 280.000 euros.

La asociación "Defensor del Paciente", cuyos letrados han llevado este caso, ha informado este viernes de la sentencia, en la que el juez explica que las encausadas reconocieron los hechos ocurridos en el verano de 2010, cuando C.M.G. acudió al centro hospitalario para dar a luz una niña. El pago de la indemnización corresponderá a la compañía de seguros contratada por la Gerencia Regional de Salud de Castilla y León como responsable civil subsidiario, según consta en la sentencia.

En el apartado de los hechos probados, el juez establece que la madre ingresó en el hospital el 11 de junio, embarazada de 40 semanas, con contracciones, por lo que fue sometida a monitorización continua. El juez considera que, dadas las complicaciones que surgieron, "la praxis médica correcta hubiera impuesto" la realización de pruebas para conocer el estado del feto o, si no era posible, proceder a realizar una cesárea, pero ninguna de las dos opciones se tomaron. Ya de madrugada, la paciente pasó a quirófano para intentar un parto vaginal y la ginecóloga, en presencia de la matrona, realizó un pujo dirigido con la intención de provocar el descenso del feto, que contribuyó a romper la pared del útero, según la sentencia.

CONSECUENCIAS PARA EL RESTO DE SU VIDA

La paciente realizó a instancias de la ginecóloga un último pujo dirigido tras el cual sufrió un brusco dolor agudo subcostal izquierdo. En ese momento se apreció "una marcada bradicardia fetal", por lo que la ginecóloga y la matrona optaron por realizar una cesárea de urgencia. En el momento de nacer, la niña precisó maniobras de reanimación, masaje cardiaco e intubación, mientras que la madre tenía rotura del útero, por lo que tuvieron que realizar una histerectomía, dada la imposibilidad de reconstruir el útero. La recién nacida fue trasladada al Hospital de Txagorritxu de Vitoria, donde los médicos le diagnosticaron asfixia perinatal, encefalopatía hipóxico isquémica e hipertensión.

Finalmente, tras dos meses de atención, la pequeña murió el 15 de agosto de 2010. Las lesiones que presenta la madre "son irreversibles y tendrá que vivir con las consecuencias el resto de su vida. Con tan solo 36 años, ha perdido la posibilidad de tener más hijos, de volver a ser madre, y de que su hijo tenga hermanos", añade el comunicado de la asociación que ha llevado el caso.