«La gloria del Priorat está toda por llegar»

Álvaro Palacios, "emocionado" porque su vino L'Ermita 2013 ha logrado 100 puntos de la lista del gurú estadounidense Robert Parker, analiza el momento dulce de la denominación de origen tarraconense

Álvaro Palacios, en Vila Viniteca, el martes.

Álvaro Palacios, en Vila Viniteca, el martes.

FERRAN IMEDIO / BARCELONA

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Álvaro Palacios, uno de los bodegueros de referencia en España, acaba de sumar una muesca más a su prestigioso currículo: la añada 2013 del priorat L'Ermita ha cosechado 100 puntos Parker, la máxima nota que otorga la última lista del gurú estadounidense (una especie de guía Michelin de tintos, blancos, rosados…), y que se ha dividido en Catalunya en vinos del Priorat, del resto de denominaciones de origen y cavas.

No es una cuestión de conseguir más ventas con esta distinción, pues Palacios ya había vendido las 700 botellas del 2013 meses atrás, a la avanzada, a 1.000 euros la botella. Es algo más profundo. El reconocimiento mundial que solo reciben unos pocos, los elegidos. Y este riojano lo es, como certificó en marzo la revista británica Decanter, una de las más prestigiosas del sector en el ámbito mundial, que le otorgó el título de Man of the Year (hombre del año) por el «liderazgo que ha desempeñado en la industria del vino español», su «pasión y dinamismo», que han sido «una inspiración para todos». EL PERIÓDICO ha hablado con Palacios poco después de saber que L'Ermita 2013 era un vino 100.

-Le imagino muy contento. Feliz. ¿Emocionado?

-Estoy emocionado, sí, estoy emocionado.

-Se lo pregunto porque usted es de los pocos con posibilidades de que algún día le otorgararn los 100 puntos. Cada año L'Ermita está ahí arriba, entre los mejores...

-Llevo muchos años con 99 puntos Parker, pero tenía mucha confianza en esta añada, y por eso la había subido de precio; una subida importante. Había menos botellas, algo menos de la mitad de la producción, 700 por el corrimiento de la flor [no fecunda bien y no acaba de salir la uva]. Son garnachas viejas, muy vulnerables al corrimiento... Y la maduración en el 2013 empezó tarde, y eso provoca unos corrimientos de flor que te dejan sin uva, que dan muy poca cosecha. Pero las condiciones climáticas hicieron que al final surgiera un vino esencial, muy sustancioso.

-2013, 100 puntos Parker… ¿Cómo describiría esta añada, con 90% de garnacha tinta, 8% de cariñena y 2% de Pedro Ximénez?

-2013, mal número, pero mira por dónde…. Tiene sensación etérea, refrescante, ágil, porque esa viña es muy fría, como un iceberg en el Priorat, por eso se vendimió muy tarde, y ese año ¡el 5 de noviembre! Y no porque esté loco y por eso me espero mucho, no, no, sino porque el PH de la uva no subía. Por eso tiene todas las hechuras, la intensidad, la sustancia máxima. Fue un verano seco, una vendimia seca, no hubo lluvias en toda la vendimia, y ahí la garnacha reivindica todo su estatus mediterráneo y da un jugo, un vino, que por un lado tiene las hechuras y las formas más enormes pero a la vez la frescura, la acidez, ese PH bajo refrescante, ágil, mucha vitalidad...

-Tiene algo más que no se puede describir, ¿verdad?

-Es que lo demás es indescriptible. Y sobre todo cuando pasen meses y años en la botella empezará a darnos las gracias por el tiempo. Los misterios del tiempo, la sedosidad que da la evolución en el tiempo será una maravilla… Son esos factores indescriptibles, sensaciones íntimas que ya no puedo describir.

-Un vino con grandeza, en definitiva. ¿Cuánto tiempo tendrá esta grandeza en botella?

-No lo puedo saber, pero seguro que tendrá una larga vida porque tiene una consistencia de estructura y acidez… Medio siglo sin ningún problema, siempre, siempre que se conserve bien, a menos de 14 grados, y con una buena humedad. Ahí el vino, la vida, es eterna.

-El Priorat está muy bien considerado en el mundo del vino. Prueba de ello es esta última lista de Parker, con la mayoría abrumadora de vinos de esta DO con entre 96 y 100 puntos. ¿Ha tocado techo?

-¡Qué va! El Priorat nos da estas glorias por sí mismo. Nosotros todavía estamos aprendiendo a reinterpretar, estamos reaprendiendo a hacer las cosas bien, porque lamentablemente el Priorat, como la mayoría de zonas vinícolas de España, quedó olvidado y nos hemos quedado sin referencias de cómo se hacían los vinos, de cómo funcionan los vinos.. Desgraciadamente apenas hay botellas antiguas; tenemos algún Scala Dei del año 74 y alguna cosita más, pero eran vinos diferentes, muy a la riojana. La gloria en el Priorat está toda por venir.

-Pero no negará que ya ha alcanzado una buena cota de prestigio a nivel incluso mundial…

-Sí, es cierto, pero no sé cómo explicarlo. La fama que tiene esta región vinícola puede ser mucho mayor en el tiempo, infinita. Fíjese en Burdeos y Borgoña. Hay que respetar con muuuucha humildad cada paso que damos en estas tierras donde se han partido la espalda infinidad de generaciones haciendo vino. Ahora toca una época en la que se viaja, se va y se viene. Y hay que devolverle esa dignidad como gran zona vinícola que es el Priorat. Todo está por hacer.

-Hay recorrido, pues…

-Repito: queda todo por hacer. Somos muy jóvenes y la zona estaba olvidada por las crisis de ahora y de antes, las guerras… Ahora iremos poco a poco hacia arriba. Animo a la gente a que vaya a plantar viña al Priorat, que estamos sin uva. ¡Qué va a estar hecho nada! ¡Si no hay viñas! ¡Si solo hay 1.950 hectáreas! Se puede ir a plantar viña y a vivir del campo en el Priorat, y vivir de este mundo rural, y atender la llamada de la tierra y volver a nuestros orígenes.

-¿Cómo se conseguirá ese sueño?

-Tenemos que reordenar el territorio con respeto, devolverle su identidad a la región vinícola, respetando cada toponimia, cada nombre histórico de cada pequeño paraje, un respeto a lo que nos está dando de comer, que viene de siglos atrás. Cuando llamemos a las cosas por su nombre y empecemos a cultivar todo en costers en vez de en bancales, la viña te irá pagando de vuelta con creces todo el cariño, y se irá haciendo más y más y más grande.

-¿Qué más habría que hacer?

-Todavía hay que hacer bodegas subterráneas para criar los vinos en las barricas a la temperatura de las raíces y con los aromas y sabores de la tierra. Es otra cosa que te la devolverá con creces el mundo de la agricultura y el del vino, donde se cataliza el misterio mayor, que es la conversión de la fruta en alcohol.

-No solo el Priorat está haciendo vinos excelentes. ¿Qué me dice de los vinos catalanes, de nuevo muy bien valorados en esta última lista de Robert Parker?

-Bien, bien, muy bien. Fenomenal. Al final todo esto que está sucediendo es por la calidad de un país histórico vinícola como el nuestro. Estamos todos en este momento histórico intentando aprender a hacerlo mejor, unos contra otros en el buen sentido, una rivalidad positiva, sana, de intentar sacar lo mejor de la tierra. Y ese es el fruto.