La clave

Una lotería para zarpar a Ítaca

BERNAT GASULLA

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Pues resultará que lo de las estructuras de Estado iba en serio. Un día después de que elpresidentde la Generalitat,Artur Mas,pasara a la ofensiva con la prórroga de los presupuestos y el anuncio de la batalla por los ingresos, que marcarán las cuentas catalanas del 2014, hemos descubierto que Catalunya tendrá un gordo de Navidad específico. La noticia parece ligera y chispeante como el verano, pero, a poco que uno reflexiona, descubre su calado y su trascendencia.

CiU, y el partido que le da apoyo en su acción de gobierno, ERC, pactaron en su momento el progresivo desarrollo de las estructuras de Estado que permitirían consolidar el desenganche de España y la conformación de una Administración propia. Uno de los pilares de este proyecto es la Agència Tributària de Catalunya, a la que ahora habrá que sumar la recaudación que obtenga el nuevo sorteo de Loteries de Catalunya. Resultaría incompleto reducir la cuestión a una competencia por una porción del mercado con la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas, que probablemente perderá bastantes de los 500 millones que recauda con el gordo de Navidad en Catalunya. El torpedo apunta directamente a la línea de flotación de lo que el PP considera «una joya de la Corona», no solo por sus ingresos sino por su valor simbólico y político, claramente centralizador y cohesionador.

Fácil de vender

Cuesta aventurar la respuesta popular a la nueva lotería. Pero, por tímida que sea, la facilidad para adquirir los billetes, que se venderán a solo cinco euros en quioscos, bares y supermercados, permite augurar el éxito, sobre todo en las comarcas de lo que muchos llaman laCatalunya catalana.

La iniciativa de la Generalitat no es un chiste, ni una ocurrencia estrambótica. Es un proyecto amparado por la ley vigente que permitirá incrementar los ingresos

-que se comprometen a finalidades sociales-. Y, sobre todo, es un toque de atención previo al tan anunciado choque de trenes entre España y Catalunya. Ninguna comunidad autónoma se había atrevido hasta ahora a emprender un proyecto semejante. Pero, como dice el juglar, los tiempos están cambiando.