LA CLAVE

Mas debe poner orden

ENRIC
Hernàndez

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Cinco meses después de las elecciones del 25-N, la confusión se ha apoderado de la política catalana. Huérfano de liquidez y de socios fiables para sacar adelante los presupuestos del 2013, el Govern de Artur Masfía todas sus esperanzas al auxilio financiero del Estado y a la aparente disposición deMariano Rajoy a aflojar la soga del déficit, gracia a su vez subordinada a la compasión de Bruselas. Con las cuentas del 2012 prorrogadas, la Generalitat presentó a Hacienda un plan financiero respetuoso con el vigente objetivo de déficit, el 0,7% del PIB, pero lo cierto es que en febrero ya había consumido la mitad de ese angosto margen. Y, por si fuera poca la incertidumbre económica, la gestión pública de la llamadaagenda nacional--los preparativos de la prometida consulta soberanista-- hace agua por doquier.

Un día se vehicula a la prensa amiga una reunión clandestina del Govern, ideada --la cita misma, la filtración o su orientación, tanto da-- para recomponer puentes con Madrid, pero horas después se matiza que reabrir el diálogo no implica renunciar a los objetivos soberanistas. Tan pronto se rechaza fijar plazos a la consulta como se sella junto a ERC el compromiso de que esta se celebre en el 2014. En Madrid se exploran con el líder del PSOE las opciones de una reforma constitucional y en Barcelona se constituye el Consell Assessor per a la Transició Nacional. Hoy se alaba el nuevo talante del ministro de Hacienda, mañana se pone la primera piedra de una hacienda propia. Unconseller descarta el lunes que Catalunya ejerza el derecho a decidir sin acuerdo previo con el Estado, mas el martes su homólogo-antagonista se apresura a desautorizarlo con un contundente «consulta sí o sí».

Un rumbo nítido

Las diferencias en el seno del Govern, con sus socios de ERC, en el tándemMas-Durany dentro de la propia Convergència, con la sucesión como telón de fondo, amenazan con arruinar el segundo mandato delpresident,más entregado a su supervivencia política que a la gobernanza del país. Urge que ponga orden entre los suyos, recobre el liderazgo y fije un rumbo nítido. Quizá no sea demasiado tarde.